Con el permiso de ustedes, hoy me voy a dedicar cinco canciones. Tómenselo como una gran muestra de mi egoísmo o como un pequeño reto a su agudeza, je, je… Ah, el de la imagen es un ser apolíneo que se ha incorporado hoy a mi vida doméstica.
The Sugarcubes – Birthday: seré un simple o un siniestro de corazón, pero me gusta más esta canción de los Sugarcubes que toda la producción posterior de su vocalista Björk. Qué bien queda el géiser de voz de esta chica con letras tan turbadoras como la descripción de la amistad entre una niña de cinco años y su barbudo vecino de al lado: ella “ensarta gusanos en un hilo, guarda arañas en el bolsillo, colecciona alas de mosca en una jarra”, y él “sabe cuántos lunares tiene ella”. Lástima que el álbum fuese tan irregular: ¿cómo se puede tener una vocalista como Björk y dejar que cante en tantos temas el pesado de Einar nosequedóttir?
The Smiths – Unhappy Birthday: otra canción celebratoria con una primera estrofa que lo dice todo. “He venido a desearte un infeliz cumpleaños, porque eres malo y mientes y, si has de morir, puede que me sienta ligeramente triste, pero no voy a llorar”. Es que Morrissey, antes de ser el durote bien alimentado de estos tiempos, era un chico muy sensible que llevaba flores en el culo, y quizá por eso siempre me he imaginado la canción en masculino. La infelicitación la firma “el que dejaste atrás”.
The Jesus & Mary Chain – Birthday: ya puestos, quizá prefiera su versión en directo del ‘Birthday’ de Sugarcubes junto a los Sugarcubes, pero la letra de su propio tema a lo mejor tiene más que ver con lo que muchos sienten en su cumpleaños. “Sí, ahora soy un cabrón egoísta pero un día fui cool“, canta William Reid. Es de su época mala, pero con los Jesus & Mary Chain pasaba como con los Ramones: ¡lo peor era tan parecido a lo mejor!
Los Nikis – Maldito cumpleaños: es nuestro clásico por excelencia sobre el tema, aunque los más jóvenes apostarán por el ‘Cumpleaños total’ de Los Planetas y los mayores por las mañanitas del rey David. Ya saben, una chica muy corriente (“serias depresiones al cumplir los veinte”) a quien sus padres regalan un Alfa Romeo descapotable azul marino (“vas a ser la envidia de todos tus vecinos”). Se mete con su amigo por el carril opuesto (“¿qué he hecho yo para merecer esto?”) y consiguen sortearla tres camiones (“el cuarto iba cargado de melocotones”). El amigo acaba de piloto de pruebas en una factoría de sillas de ruedas y planea una venganza que ustedes deberían conocer.
The Birthday Party – Big Jesus Trash Can: valdría cualquiera, claro, pero he elegido esta barbaridad para terminar con el debido toque apocalíptico una selección tan festiva. Da tanto miedo como cumplir años.