Aunque a ella no le hiciese ni pizca de gracia, Nelly Omar era una reliquia casi inconcebible de otra época: la cantante argentina, que siempre arrastró ese sobrenombre tan antipático de la Gardel con polleras, ha muerto hoy (ayer ya) a los 102 años, mientras dormía. Su carrera arrancó en 1924, en un tiempo tan lejano que casi parece otro mundo, y su último concierto lo dio en 2011, para celebrar sus cien años. El pasado marzo, confesó al diario Clarín su ilusión por actuar de nuevo, un sueño que al final no pudo ser: “Ando con bastoncito ahora -decía-. Pero la cabeza la tengo bien puesta. Soy de cabeza dura y corazón blando. Estoy planeando el último recital de mi vida. Ojalá sea el 10 de septiembre, el día de mi cumpleaños 102. La mano izquierda se me quebró. No puedo tocar más la guitarra, pero que vengan amigos guitarristas y yo canto. La voz la tengo intacta”.

Aquí la tienen, en aquel concierto de 2011 en el Luna Park, cantando el emocionante Viejo jardín, una evocación de la dicha arrebatada por la muerte. ¿Cuántas veces han visto sobre un escenario a alguien con cien años cumplidos?