Podría manifestar un profundo asombro ante el tremendo cambio que ha dado en poco tiempo el grupo escocés The Twilight Sad, pero estaría timándoles: este álbum suyo, el tercero, ha sido mi primer contacto con su música, así que ni me he asombrado ni nada. Y les aviso también de que en las próximas líneas van a aparecer las palabras shoegaze y krautrock, por las que siento una honda aversión pese a usarlas demasiado. El caso es que estos muchachos empezaron siendo mucho más shoegaze, con estruendosos conciertos que destrozaban oídos y cerebros, pero ahora se declaran influidos por lo industrial y el krautrock, como pueden apreciar en lo de casi siempre: el ritmillo de este tema. En realidad, suena bastante pop.