Soy una de esas personas que llevan un buen rato con la sonrisa tonta en los labios porque The Cure vienen al BBK Live, así que no me lo tengan en cuenta si digo alguna bobada: soy fan desde los 15 años, cuando me dedicaba a escribir una y otra vez el nombre de la banda en la pizarra del instituto (como un idiota, sí, pueden añadirlo si quieren), incluso pertenezco a ese colectivo tarado que aprueba los criterios estéticos un poco extraviados de Robert Smith, pero esa pasión que en algunos tramos de la vida ha rozado lo enfermizo no se ha visto recompensada con muchos conciertos. Me da un poco de vergüenza, pero solo los vi en Anoeta allá por 1992.
Es curioso cómo la confirmación de los Cure ha puesto contentos a aficionados con gustos musicales muy dispares, que a veces tienen a Smith y compañía como única coincidencia. Por eso es importante fijarse en cuáles son los Cure que van a visitarnos: conozco personas apasionadas por Friday I’m In Love, Close To Me o Just Like Heaven que pueden experimentar una muerte dolorosa si se les expone a una versión en directo de Shake Dog Shake. Los chicos del Bilbao BBK Live nos explican que se tratará de un concierto de «más de dos horas» con canciones de toda su carrera, así que suena a un repertorio similar al que interpretaron en el Bestival, mezcla de grandes éxitos e himnos para los feligreses, que quedó recogido hace un mes o así en un doble cedé muy majo (y que, lo siento por los oídos sensibles, también incluye Shake Dog Shake). Parece que harán especial hincapié en «su épico disco Wish», que cumple 20 años, y ahí es cuando yo me pongo nostálgico, porque se trató del último álbum de los Cure que disfruté sin contrapartidas, sin esa punzada en el corazón que te avisa de que tu grupo favorito ya no es lo que era. Como homenaje a Wish, y también como ejemplo de tema que puede gustar a todas las facciones de seguidores de los Cure, les dejo con High. En mi caso, y en mi casa, se trata de una de esas canciones que han ganado con los años.