Cuenta su sello que los misteriosísimos Remnant Three, de quienes no hay nombres, ni fotos, ni lugar de procedencia, registraron las canciones de su álbum hace «más de treinta años» (qué imprecisión, eso supone segunda mitad de los 80 o principios de los 90, aunque veo que en su Instagram se ubican en los 80) pero nunca lograron publicarlo, que eran tres jóvenes sin experiencia que aprovechaban el estudio de grabación y la batería del departamento de música de su universidad, que enviaron las maquetas a varios sellos sin obtener más que «esporádicos comentarios favorables», que este repertorio circula desde entonces en casetes entre los eruditos en oscuridades ochenteras. Y será verdad, quién soy yo para ponerlo en duda. De hecho, incluso he leído en redes a un tipo que decía que llevaba décadas esperando con ansiedad este momento. Pero, no sé, a mí me resulta sencillamente increíble que nadie se animase a publicar ni una sola de las canciones contenidas en este A Gentle Collapsing, su debut, y tampoco me suena haber leído nunca menciones a esta gente, ni logro encontrar ahora mismo referencias anteriores a 2024. Así que no me queda otra que repetir la historia con prudencia y recelo.
¿Y por qué no acabo de creerme nada? Pues básicamente porque estamos ante un disco que tenía todas las papeletas para inspirarme rechazo, pero me encanta, y doy por hecho que a otros debería ocurrirles lo mismo. El estilo de Remnant Three, pese a que su nombre sale de una canción de Talking Heads, se mueve de manera casi obsesiva entre cierta vertiente de Joy Division (canciones como Passover, que sería mi favorita de Curtis y compañía si me obligasen a elegir una) y los comienzos de New Order, así que se dedican a explorar una de las transiciones más fascinantes de la historia del rock. Lo hacen tan bien (y con un sonido tan logrado) que escapan al riesgo del pastiche y más bien aprovechan las posibilidades de un estilo que sus inventores pronto dejaron atrás. Este The Gilded Infancy, con sus dos bajos, sirvió como tema de presentación hace unos meses (o hace más de treinta años, quién sabe) y es la mejor muestra de su aire pesaroso y reconcentrado.