El lunes se publica por fin Año Santo, el segundo álbum de los coruñeses Triángulo de Amor Bizarro, aunque parece que todo el mundo lo ha oído ya, porque enviaron los cedés promocionales hace una eternidad. O un mes, que viene a ser lo mismo. También parece que todo el mundo ha visto ya el vídeo de su primer sencillo, De la monarquía a la criptocracia, porque lo han colgado todos los blogs de España y alguno del extranjero. En suma, voy tarde: ni he escuchado aún el álbum, ni he colgado el videoclip. Un desastre, sobre todo si tenemos en cuenta que se trata de mi grupo nacional favorito.
Así que, al menos, voy a corregir la segunda carencia, por si alguno de ustedes también va rezagado con respecto a la rabiosa actualidad, que no sé por qué tiene esa rabia. El vídeo es un delirio sacrificial muy entretenido. Y la canción, bueno, ya dije por aquí que me recuerda muchísimo a Joy Division, pero he buscado por Internet y no parece pensarlo nadie más: a lo mejor porque no canta un señor con voz grave, a lo mejor porque simplemente es cosa mía. Me faltaba por decir que cada vez que la escucho me gusta más.