Logroño destacará en otros terrenos, qué duda cabe, pero no se puede decir que haya aportado mucho al universo de las estrellas de la canción. Está Pepe Blanco, que comenzó imitando a Pepe Marchena para después alcanzar la gloria con himnos como ¡Ay, mi sombrero!, aunque ahora la Wikipedia le impone la humillación póstuma de hacerle compartir página de desambiguación (¡de verdad existe el palabro!) con el político Pepiño Blanco. Pero, en la música pop, no se me ocurre paisana más renombrada que Mayte Mateos, que en aquellos 70 de mi niñez constituía el 50% del dúo Baccara. Mayte y la madrileña María Mendiola empezaron entreteniendo a rebaños de turistas en hoteles de Canarias y, una vez moldeadas por un productor alemán, triunfaron en toda Europa con sus canciones susurrantes y su sensualidad de sala de fiestas. Y seguro que, cada vez que las chicas salían por la tele, en todas las casas de mi ciudad alguien decía lo mismo que en la mía -“Chsssst, mira, la de Logroño”- para imponer a la familia un silencio respetuoso y admirado.
A mí me gustan mucho los tres grandes clásicos de Baccara (Yes Sir, I Can Boogie, Sorry I’m A Lady y Parlez-vous français?), pero no las traigo aquí sólo por afición personal: es que el periódico británico The Guardian ha elegido Yes Sir, I Can Boogie como una de las “canciones de fiesta que todo el mundo debería escuchar“, junto a temas de AC/DC, Happy Mondays o los B-52’s. Y me han entrado muchas ganas de decirles a todos: “Chsssst, miren, la de Logroño”. Ahí la tienen, con su vestido negro (creo que es esa), en el Top Of The Pops.