Como sé que muchos de ustedes añoran la contribución dominical del compañero Galante sobre juegos de ordenador, les traigo un tema que se aproxima a ese mundo por su ilustración -una de esas simulaciones informáticas que tanto gustan a las autoridades, ya que les permiten apuntarse un logro que aún no existe- y por su peculiar argumento, que combina rock, arquitectura y casi teología: un conjunto musical, cuyo líder se conmueve por los dolores que afligen al mundo, se entrega por otro lado a negocios e iniciativas megalómanas como la de construir el rascacielos más alto de su país. Y lo más alucinante es que destina la cúspide del edificio a un estudio de grabación, que físicamente tendrá forma de huevo o vaina -estará suspendido de la estructura, para aislarlo acústicamente y obtener mayor efecto- y psicológicamente suena un montón a templo pagano. Sí, señores: U2 se han aliado con Lord Norman Foster, el de Elena Ochoa y los fosteritos, para levantar la U2 Tower en Dublín. Pero no se alarmen, que el proyecto incluye 34 pisos sociales que, seguramente, aliviarán el sufrimiento de las clases desfavorecidas. El resto serán apartamentos de lujo, un hotel de cinco estrellas y el mencionado estudio oviforme, ese ojo de Sauron que ven en la imagen, que en buena lógica debería bautizarse como Vértigo.