Tenía la secreta esperanza de que la Diputación vizcaína, que está adquiriendo cierto renombre en la contratación de artistas de edad avanzada, trajera por aquí a los Cure en su próxima gira europea: ya que destinan fondos públicos a lo que un amigo llama “artistas en franca decadencia”, me queda desear que al menos alguna vez sean de los míos. Pero no, al final Robert Smith y sus actuales secuaces sólo tocarán en Madrid y Barcelona, en conciertos de tres horas programados para el 6 y el 10 de marzo del año que viene. Y encima caen entre semana, maldición. En fin, me he consolado recurriendo al otro grupo más importante de mi vida, Joy Division, a los que espero no tener jamás la posibilidad de ver en directo, ya que eso implicaría que han cometido el tentador sacrilegio de sustituir al cantante difunto. Con motivo del estreno de Control (no, no la vi en el Zinemaldia, ya me contarán), Pitchfork ha mostrado al mundo este vídeo tan resultón que les enlazo, donde se combinan imágenes del filme con metraje auténtico de la banda. Qué bonito. Y qué buenos eran, Dios. Y el trío The Wombats, de Liverpool, ha grabado una canción muy chula y demasiado oportuna que se titula Let’s Dance To Joy Division, cuyo videoclip está aquí. La letra es un consejo para evitar esa autoconmiseración que se suele atribuir (¿injustamente?) a los autores de Love Will Tear Us Apart y a sus seguidores: “Bailemos con Joy Division y celebremos la ironía: todo va mal pero nosotros estamos muy felices”, recomiendan. ¡Como si no fuésemos gente dada al baile!