Me intriga cuánta gente acudirá mañana al Kafe Antzokia bilbaíno para ver a Shellac. Para mí, su concierto es un acontecimiento musical de primera magnitud que me ha tenido ansioso durante meses, como un milagrito anunciado que se podría frustrar en cualquier momento. Pero, claro, también me pasó eso con la visita de Laibach y […]