Hay gente para quien los Cynics lo son absolutamente todo, el rock and roll en su máxima expresión. Y hay gente para quien los Cynics no son absolutamente nada, ya que ni siquiera les suenan de nombre. Los que estamos en medio somos pocos, y parece que iremos a menos a medida que veamos en directo al grupo de Pittsburgh, porque dicen que sus conciertos son una engrasada máquina de fabricar conversos. Yo no tuve ni la más remota idea de quiénes eran estos tipos hasta principios de los 90, cuando conocí a un compañero de universidad fanático que se ponía como un energúmeno con sólo hablar del inicio de ‘Blue Train Station’: el tío daba voces y saltos mientras tocaba -muy bien- una guitarra imaginaria. Me grabó unas cintas, claro, y me gustaron todo lo que podía gustarme en aquella época una banda de garaje: de 0 a 10, un 6,5. Pero uno va cambiando y, ahora, una banda de garaje ya podría gustarme un 9 o un 10, así que espero con tremenda ilusión mi primer contacto con el cinismo en vivo, que se producirá este viernes en el Santana 27 de Bilbao.

El cartel, imponente, se completa con The (International) Noise Conspiracy y Bevis Frond, que son palabras mayores. Si los Cynics no significan nada para ustedes, pueden catar los emepetreses en directo que cuelgan en la sección media de su página, aunque, según los fans, ese sonido es sólo una pálida sombra de su directo arrollador y peligroso.