Las groupies no suelen pasar a la historia. De hecho, muchas ni siquiera pasan a la memoria de la estrella del rock a la que expresan su devoción ardiente. La excepción a esta triste regla de las noches de concierto son las Plaster Casters de Chicago, famosas por llevarse un recuerdo de sus ídolos en forma de, estooo, reproducciones en yeso de sus falos más o menos enhiestos (señores, no sonrían con suficiencia: ¿acaso han probado a mantener la erección mientras les hacen un molde?). Su periodo de mayor actividad fueron los últimos 60 y primeros 70, gracias a la protección de un atónito Frank Zappa, y por sus… manos pasaron ídolos de la época como Jimi Hendrix, un par de miembros de MC5 o Eric Burdon. La leyenda dice que Hendrix rompió el molde, pero parece que la culpa fue de las propias Plaster Casters, más hábiles como groupies que como escayolistas.
En fin, el caso es que Cynthia Plaster Caster, alma del colectivo, ha seguido con sus manualidades hasta el presente -ahora, por cierto, también reproduce pechos de chicas rockeras- e incluso ha creado la Fundación Cynthia P. Caster, dedicada a ayudar a artistas con necesidades económicas, entre los que suponemos destaca Cynthia P. Caster. Los fondos salen de la venta de ediciones limitadas de sus mejores trofeos: llevarse a casa un buen pedazo de Hendrix, por ejemplo, sale por 1.500 dólares.”Es muy escultórico y de aspecto antiguo, como arte griego”, describe una orgullosa Cynthia. Como pisapapeles es carillo, pero su trabajo le costó.