Al día siguiente de morir Franco, aparecía en el Reino Unido ‘A Night at the Opera’, para muchos el mejor disco de Queen, que al cumplir la friolera de treinta años es reeditado con las excusas habituales, nos informa EMI Estratégico (vaya nombre). Los puristas preferimos ‘Queen II’ (1974), pero concedemos que ‘A Night at the Opera’ es un discazo, mucho mejor arreglado y producido, con una colección de temas bien ligados pese a su heterogeneidad, que fue siempre marca de la casa. Los británicos podían firmar álbumes horrorosos, como ‘Hot Space’ (1982) -la primera en la frente, la portada-, pero en todos ellos, hasta en los menos inspirados, se aprecia su voluntad de no repetirse y no parecerse a nadie, a veces ni a sí mismos.
La mayoría de los cortes de ‘A Night at the Opera’ suenan como si el pop hubiera salido del music hall; forman un ‘silhouetto’ inconfundible, como la peluca de Newton que luce Brian May desde hace cuarenta años. Es un conjunto de caprichos dignos de la extravagante realeza musical que representaban Mercury y compañía, como las secciones vocales de ‘The Prophet’s Song’ y ‘Bohemian Rhapsody’, atrevidas incluso para una época tan falta de sentido del ridículo como los primeros años setenta. Un disco que, si no imprescindible en cualquier discoteca, al menos es una muestra de buen gusto. Vamos, lléveselo, señora.