La Antología de la Edad de Oro dedicó parte de la emisión de ayer a Psychic TV, el grupo de este señor con pechos que aparece en la foto. Aunque, en el 84, Genesis P-Orridge aún no llevaba implantes, el programa causó un notable revuelo mediático, indignó a muchos biempensantes y se convirtió en uno de los grandes escándalos de la televisión musical española, junto a la recordada participación de Las Vulpess en Caja de Ritmos con ‘Me gusta ser una zorra’. Y la verdad es que, si uno se pone en la piel de un facha en el corral ajeno de la nueva democracia, puede entender que más de uno sufriese una apoplejía: el vídeo de ‘Catalán’ mezclaba penitentes, senyeras, accidentes de tráfico e imágenes relacionadas con la muerte de Franco, mientras que la actuación de Psychic TV en directo fue un descontrol viciado y enfermo, con el vocalista metiendo mano a hombres, mujeres y periodistas. Eso sí, no vi en la selección las imágenes más polémicas ni los subtítulos de canciones que algunos mencionan.
Claro que, en realidad, lo que a mí me escandalizó ayer en televisión fue la entrevista de Pablo Carbonell a un cartonero ecuatoriano, un hombre humilde y honesto que mantiene a su mujer y sus tres hijos a base de recorrer con su carrito los contenedores de Madrid. “Y qué, ¿disfruta de su trabajo? -le preguntó- ¿Vive con pasión el aire libre?”. Pero seguro que ningún prócer ofendido llamó a Cuatro.