Acaba la temporada pero no el fútbol. La Eurocopa suavizará el verano para los acérrimos del balompié. Seguiremos viendo fútbol, que es algo que ayer no pudimos hacer porque esta Liga cada día es menos seria. El último capítulo con la televisión demuestra que el sistema actual permite el descontrol más absoluto.
Este final de temporada nos deja mejor de lo que imaginábamos en agosto y algo peor de lo que estuvo cerca hasta ayer mismo, la Intertoto. Cuando el Sevilla arrancó el motor en el Sánchez Pizjuán, ese sueño se difuminó sin aspavientos. Como si la hinchada anduviera disfrutando todavía de la falta de tensión. La derrota del Deportivo frente al Villarreal nos tuvo seis minutos en Europa, hasta el empate de Kanouté. Luego llegaría el desplome a pies de los hispalenses. Caparrós daría entonces por finalizada la prueba de Urko Arroyo, viéndose forzado a reorganizar medio equipo.
La jornada nos deja además la feliz permanencia – es sólo una opinión- de Osasuna y el triste descenso de ese peso pesado del fútbol llamado Zaragoza. Una lástima. Nos recuerda tiempos que querríamos que se alejen más rápidamente y que la inestabilidad en los clubs se acaba pagando. Cada vez está más caro seguir en Primera.