Tras este fin de semana, me viene a la cabeza la idea de renacer, de resurgir de las cenizas. El Athletic levanta la cabeza, al fin, tras haber tocado fondo. Lo hace consciente de sus debilidades, especialmente las defensivas. Convierte sus carencias en retos y deja su puerta a cero frente al Deportivo. También enlaza por primera vez esta temporada dos victorias consecutivas. Comienza a saber a qué juega.
Aunque el Athletic no cuajó un partido vistoso en La Coruña, demostró grandes mejoras defensivas. Dejó menos huecos, no permitió que los gallegos construyeran a su antojo, mejoró su concentración y cometió pocos errores. Javi Martínez tuvo su noche.
El revulsivo ha funcionado. La llegada al banquillo rojiblanco de Manuel Esnal, ‘Mané’, no ha podido ser más providencial. Todavía no hace un mes desde que fichó y el Athletic ya ilusiona. Ya sólo hace falta que, tras haber sido barridos por el pesimismo, el equipo no se deje arrastrar ahora por la euforia. La mejora es grande, como el trecho que nos falta hasta la salvación matemática.