Hay hombres que crean afición. Transmiten una pasión desmedida que se contagia como un virus benéfico que una vez inoculado nos acompaña para siempre. Acabo de enterarme de la pérdida de uno de ellos: el sacerdote jesuita Josemi Goldaracena. Permitidme que acerque un apunte a este blog personal porque Josemi, además de un gran hombre […]