Sí. Tocamos la salvación con la yema de los dedos, la acariciamos y, poco después, cuando empezábamos a disfrutarla anticipadamente como el perro de Paulov, nos la quitaron. Nos la arrebataron con un penalti injusto por partida doble: una falta dudosa y encima fuera del área. Luego nuestro equipo ayudó al desplome con un partido […]