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Manu Arregi Biziola

El navegante

¿Decepcionantes Camelopardálidas?

Camelopardalidas y la ISS. Credito: Malcolm Park (North York Astronomical Association)

Pasó la gran noche y resultó que la esperada lluvia de Camelopardálidas, asociadas al cometa 209P/LINEAR, no cumplieron las previsiones más optimistas. En ese sentido, decepcionaron. Pero, ¿podemos catalogar como decepción que, aproximadamente a la hora pronosticada, una serie de partículas, dejadas hace más de un siglo por este pequeño cometa descubierto hace 10 años, cayeran a la Tierra tal y como calcularon los expertos? Al contrario, a nosotros nos parece un triunfo de la ciencia que estos pronósticos se hayan cumplido. No perdamos la perspectiva: se ha podido calcular, con mucha precisión, cuando caerían a la Tierra esos pequeños restos que desprendió el cometa hace tanto tiempo.

¿Qué ha fallado para que no tuviera lugar la gran lluvia de estrellas? Es pronto para dar conclusiones definitivas. Aún se están recibiendo observaciones y, posteriormente, llegará el momento de analizar los datos. Hay quien aventura que el error ha sido sobrestimar la cantidad de material que este cometa de poca actividad dejó entre 1803 y 1924. La escasa cantidad de meteoros observados apunta, aparentemente, en esa dirección.

José J. Chambó (Valencia, Spain) observó apenas 7 camelopardálidas en 2 horas (1:30 a 3:30 UT), de lo que deduce un índice THZ de 35. Aunque, de momento, los observadores de IMO (International Meteor Organization) apuntan a una tasa aún menor, inferior a 15.

Fuente: IMO

A pesar de todo, y subrayando lo provisional de los datos, esa gráfica me parece espectacular. Porque apunta a un máximo en la hora prevista, entre las 6 y las 7 UT del día 24 de mayo. Los resultados, eso si, son muy elocuentes: 90 camelopardálidas observadas por 30 observadores.

De todas formas, sigue sin estar claro lo sucedido. Guillaume Cannat, en Nouvelle pluie d’étoiles filantes : un premier bilan, nos cuenta que el belga Emmanuel Jehin, midió, en radio, un pico de entre 60 y 120 fugaces por hora. Pico centrado, aproximadamente, en el momento previsto por Jeremiahs Vaubaillon. Fueron ecos débiles, inobservables a simple vista. El problema, entonces, sería el que apuntábamos en ¿Tormenta de estrellas el viernes? Rebajando, bastante, las expectativas. La lentitud relativa de entrada de estos meteoros restó, muchísimo, espectacularidad a la lluvia. En una cosa si se ha fallado: la previsión de que numerosas partículas serían de gran tamaño no se ha cumplido. Si que se han visto bólidos, pero muy, muy pocos.

Sea como fuere, hay que sacar conclusiones de todo esto. ¿Mereció la pena dar la voz de alarma para la observación de la posible lluvia? Si, por supuesto. Se trataba de una posibilidad real. En lo que se ha fallado, como tantas veces, es en no subrayar que se trataba de eso: una posibilidad. Merecía, por tanto, estar allí para verlo. Esta vez, además, disponíamos de una herramienta para saber, de antemano, si merecía la pena salir a observar o no. La emisión en directo de lo que iba observando la estación de David Cardeñosa ya mostró que no había nada espectacular que observar esa noche.

Por cierto, respondiendo a una pregunta que está en el aire: ¿se repetirá el próximo año la lluvia de Camelopardálidas? No. Las circunstancias orbitales de este año eran excepcionales y no se repetirán los próximos años. Las Camelopardálidas se fueron para no volver. no se repetirán hasta 2022 y 2045.

Cada uno tiene que sacar sus propias conclusiones. No podemos hacer caso de los medios de comunicación de masas. Siempre tienden al sensacionalismo. No les importa informar bien. Solo llamar la atención en busca de audiencia. Tenemos la red disponible para informarnos. Elegid de quien os poder fiar. Usadla.

 

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