Es improbable que recuerden a Roberto Cota, el gobernador regional de Piemonte, de la Liga Norte, elegido en 2010. Es un tipo que no deja mucha huella y apenas hablamos de él una vez porque al poco de llegar al cargo apareció en una foto sosteniendo el cenicero a su amado líder, Umberto Bossi, durante un acto público. Y encima estaba en una esquina. Recordemos ese momento:
Parecía difícil superar esa imagen patética de calzonazos, pero se ve que le habíamos subestimado. Ha sido capaz de eso y mucho más. Pasará a la historia como el tipo de los calzoncillos verdes. A veces un pequeño detalle basta para retratar a un individuo. Ya saben que los de la Liga Norte, que lucha por la construcción de una mítica Padania independiente sin negros ni moros en el norte de Italia, tienen la pasión de las corbatas verdes, porque es el color del partido. Pero Robertito lleva la pasión por la Liga dentro, en lo más íntimo: en agosto de 2011 fue a Boston y allí se compró unos calzoncillos verdes, verde kiwi concretamente, modelo Chappytrunk, talla L. Le costaron 40 dólares, y lo sabemos porque pasó la factura a las arcas públicas. Es el tipo de despiste que marca una carrera. Aunque luego uno impulse ocho planes quinquenales siempre te recordarán por los calzoncillos verdes.
Una conspiración, evidentemente. Seguro que es lo primero que han pensado ustedes. Cota dice que fue culpa de sus secretarias, que mezclaron los recibos de gastos personales con los de trabajo. Cómo está el servicio. Este hombre debía de tener las secretarias más desastrosas del globo terráqueo después de la señora Ofelia, la de la T.I.A. de Mortadelo y Filemón, porque miren la que han liado. Cota ha pasado estos años como gastos institucionales cosas como cepillos de dientes, cigarrillos, regalos de bodas, corbatas, cuberterías, desodorantes, bolsas de cacahuetes y de M&M, comilonas con chuletones de 200 euros, cuatro kilos de pasteles por un valor de 126 euros… Todo culmina en un sublime prodigio gorrón que roza el milagro místico: cinco comidas de 22 personas en el mismo restaurante, Celestino ai Parioli, uno caro de Roma… ¡el mismo día! En total, más de 25.000 euros. Los fiscales que investigan este desmadre aseguran que Cota ha mentido exactamente 115 veces, el número de ocasiones en que su móvil no estaba ni por asomo en en el lugar donde se emitieron esas facturas.
Si se quedan más tranquilos les diré que es un caso que entra en la normalidad. No tanto por lo que pasa en la Liga Norte, donde el propio Bossi y su familia han demostrado ser unos chorizos, sino por lo que parece ser la práctica habitual en Piemonte: 43 parlamentarios regionales, de un total de 60, están bajo investigación por reembolsos raros o discutibles que ascienden a casi dos millones de euros. Y también esto parece entrar dentro de la media nacional, dado que hay escándalos similares en todo el país.
Es decir, el calzonazos Cota no ha dimitido, pero al final ha caído esta semana, aunque no por sus gastos en pipas y mariscos. No, ha caído a lo grande de forma mucho más memorable: la Justicia italiana, en otro de sus grandes momentos, ha anulado las elecciones de 2010. Es decir, que no valen y hay que repetirlas. Madre del amor hermoso, dirán ustedes, si han pasado casi cuatro años. ¿Y? Eso son minucias para la Justicia italiana. En diciembre el Tribunal Constitucional declaró ilegal el sistema electoral vigente desde 2005, hace ocho años, pero el de toda Italia, y aquí no ha pasado nada.
Veamos por qué son nulas aquellas elecciones de Roberto Cota, gloriosas para la Liga Norte porque le dieron por primera vez el triunfo en Piemonte. Resulta que uno de los partidos de pega que apoyaban a Cota falsificó las firmas necesarias para presentarse, un clásico. Aquí aparece un personaje inenarrable: el partido se llamaba Pensionati per Cota (Jubilados por Cota) y como ya se imaginarán su líder era un tipo de 36 años que no ha dado un palo al agua en su vida. Lo mejor es que se encima se llamaba Michele Giovine (chico de la foto), y Giovine significa “joven”. Este Giovine apenas tiene un diploma en un conservatorio, siempre se ha dedicado a la política y acumula en su historial la habitual colección de poltronas inútiles con sueldos muy útiles. Son cargos que parecen inventados por Forges, pero que en Italia forman parte de su rutinario paisaje surrealista: consejero del Instituto Internacional de Estudios Asiáticos Avanzados, vicepresidente de la Fundación Italiana de Fotografía, miembro del Comité Técnico Regional de Bomberos y del Comité Mixto de la Región y las Autoridades Militares. Y olvidaba que es instructor nacional del comité olímpico italiano de ajedrez.
Los tribunales, en cambio, se han fijado más en su habilidad para falsificar firmas en la documentación electoral y le han metido dos años y ocho meses de cárcel. A su padre, que le ayudó, otros dos años. No los cumplirán, obviamente, y les dedicarán a trabajos sociales, así pueden añadir líneas al currículum.
La cuestión tiene su importancia porque los Jubilados por Cota obtuvieron 27.797 votos en las elecciones, y fueron fundamentales porque Cota ganó por sólo 9.372 a su rival del Partido Demócrata (PD). Por todo ello la Justicia ha decidido que las elecciones no valen.
Michele Giovine, no obstante, ha mantenido su talento hasta el final con una jugada maestra. Tras la sentencia en segunda instancia, en diciembre de 2012 dejó su escaño de diputado regional… a su novia, Sara Franchino, que era la siguiente en la lista del mítico partido de jubiletas. Lo estarán sospechando: tiene 31 tacos. Así ahora en casa están trincan dos sueldos, aunque el de Giovine se haya quedado a la mitad. La política tiene estos reveses. Ahora ella lleva el dinero a casa con el sudor de su frente y el chico es un calzonazos. Pero por lo menos no son verdes.
Pasemos ahora a la ficción, que es mucho más seria. Se habla estos días en Italia de ‘Il capitale umano’, de Paolo Virzi, una película que retrata la consabida decadencia moral, estética, política, paisajística y todo lo que se les ocurra de las clases pudientes italianas. Está ambientada en la Brianza, comarca riquísima del norte de Milán, orgullo industrial y corazón nacionalista de la Liga Norte. Por eso están poniendo a parir la película. Una osadía, una vergüenza, un insulto, todo mentira… Pero está bastante bien, como casi todas las de Virzi: