Los comentarios de la gente en Italia a la noticia de la absolución de Berlusconi en el segundo juicio del caso ‘Ruby’ no son precisamente los que se le ocurren a alguien que no sea italiano, y de hecho necesitan explicación para los no iniciados. Son más o menos así: “Cáspita, Renzi es más peligroso de lo que parece”. ¿Ein? Pues sí, lo primero que se imagina la gente en la calle es lo siguiente:
“Ah, claro, ahora que Renzi necesita como el agua el apoyo de Berlusconi en el Parlamento, para sacar adelante las reformas que ha prometido hasta la saciedad, hace una llamadita a los jueces para que se lo absuelvan, así lo rehabilita, le tranquiliza y todos tan contentos. Sí, sí, ahora se ve perfectamente en qué consistían los pactos secretos que han firmado estos dos pájaros: tú me arreglas mis procesos y yo te echo una mano con tus proyectos. Y además así da con la puerta en las narices al movimiento de Beppe Grillo. Un genio. Es el sistema que se sigue defendiendo, no hay nada que hacer, la vida sigue igual, esto no tiene arreglo. Vaya con Renzi, cómo ha tomado el control de todos los resortes del poder en unos pocos meses. Este chico llegará lejos. En fin, esperemos que haga algo, si es la cuarta parte de lo que dice nos damos con un canto en los dientes”.
Esto refleja, se darán cuenta, una nula confianza en las instituciones, en la democracia y una absoluta convicción de que los tribunales funcionan con mando teledirigido desde el Gobierno: pues sí, así es como lo ven los italianos, no se hacen ilusiones. Ya están paranoicos perdidos y nadie quiere pasar por ingenuo, que ya hemos dicho que en este país es el peor pecado: si pareces desprevenido te la meten doblada seguro, así que todos van de listos para no llevarse decepciones en esta vida de miserias. Yo, por mi parte, no digo nada, porque resulta que muchas veces aciertan.
Sobre las amables relaciones entre Renzi y Berlusconi ya se han hecho todo tipo de chistes. Se los imaginan así:
O en esta versión más cinéfila y de miedo:
O con este otro aspecto tan simpático:
En Italia viene a pensar que Berlusconi se ha salvado todos estos años de sus fechorías porque mandaba. Cuando dejó de mandar porque empezó a ser un estorbo –noviembre de 2011, en plena crisis económica europea- le condenaron un par de veces –Ruby en junio de 2013 y Mediaset en agosto de 2013-. Pero ahora vuelven a rescatarlo porque todavía les hace falta. Y eso que para Berlusconi los jueces son todos comunistas y no dejan de perseguirle.
Perdonen que no entre en detalles sobre las famosas reformas de Renzi que justificarían estas conspiraciones (Senado, sistema electoral,…) pero es que es aburridísimo. Estamos en la semana decisiva número 64 –la emisora Radio Sole 24 Ore lleva el recuento con alborozo- y acaban de presentar 7.800 enmiendas al texto en el Senado. El día que terminen ya avisarán, lo malo es que nos machacan todos los días con este tostón, mientras las estadísticas advierten que ya hay 6 millones de pobres “absolutos” en Italia, uno de cada diez.
En esta historia de ‘Ruby’ los detalles del proceso son lo de menos. El culebrón ya se lo sabe todo el mundo. También, aunque sea de lo que se acuerda todo el mundo, lo menos importante es el bunga bunga y si Berlusconi se acostó o no con ‘Ruby’. La prostitución de menores era sólo un año de los siete que le cayeron en la primera sentencia y, a la espera del texto de la absolución, parece que los jueces han creído eso de que le juro señoría que aparentaba por lo menos 19 ó 20, usted mírela bien y dígame de verdad cuántos le echaría y no me entienda mal.
Los otros seis años de la condena, lo gordo, eran por concusión o abuso de poder, como respuesta a esta pregunta: ¿Llamó Berlusconi, siendo primer ministro, a una comisaría de Milán desde París la medianoche el 27 de mayo de 2010 para que soltaran a su amiga ‘Ruby’ cuanto antes aunque había sido arrestada por robo? Sí, eso está claro y probado. Dijo que pensaba que era la sobrina de Mubarak y todos nos seguimos despanzurrando de la risa. Pero ahí se acaban las risas. Una cosa es lo que parece y otra los arcanos matices del código penal. A ustedes, que no tienen ni idea, quizá les parezca que es muy fuerte y que es gravísimo, pero eso, no tienen ni idea. No está tan claro que esto sea delito. Parece que con tantas leyes como se inventan y cambian cada día en Italia justo esto se les había quedado fuera. Ahora parece que sólo hay concusión si a uno le obligan a incumplir la ley con una coartación total de su libertad o si uno saca algún beneficio de ello. El comisario dijo en el juicio que no se sintió nada obligado, pero para nada, por la llamadita del primer ministro, aunque a cualquiera se le ocurre que tal vez pensó, en un rincón de su cerebro, en que se jugaba un posible traslado a la más remota comisaría de la Calabria profunda. Pero debió de ser sólo una cuestión de imaginación.
No ayuda a pensar bien que justo en diciembre de 2012 el Gobierno técnico de Mario Monti, sostenido por Berlusconi y el Partido Demócrata (PD) cambiara el delito de concusión, que casualmente estaba en juego en ese momento en el juicio de Berlusconi y en el de un pez gordo del PD, Filippo Penati, expresidente de la provincia de Milán procesado por corrupción. Con los resultados que ahora se ven, porque Penati también se libró de la pena el pasado mes de febrero gracias a ese cambio legal.
En cambio, no se imaginan ustedes las disquisiciones bizantinas que se están haciendo sobre por qué lo de Berlusconi no es delito. Ya saben, en Italia las sentencias se anuncian y luego los jueces tienen tres meses para escribirlas. Así que todo este debate tiene lugar sin saber siquiera lo que ha pasado ni por qué le han absuelto, hay que imaginárselo. Los italianos, ya lo hemos dicho, ya se lo imaginan. Juguemos nosotros también a imaginar, que es muy divertido.
Si un tipo roba una pera le condenan sin contemplaciones, pero juraría que si el que la roba es Berlusconi o uno de los de su ralea, entraríamos en infinitos debates jurídicos y descubriríamos inimaginables posibilidades sofísticas en torno a la pera. Por ejemplo, sobre la plena conciencia del imputado de que se trataba realmente de una pera y su conocimiento exacto de las ciencias naturales y, concretamente, de la botánica, así como su percepción fuera de toda duda de que era una pera propiedad de alguien y no un pera silvestre, con referencia a la claridad de la delimitación del perímetro del peral y del tipo de vallado o cercado pertinente, y si tal demarcación estaba en regla o era acorde a los parámetros establecidos por la ley, sin descartar la posible obligación de una adecuada señalización, con rótulos homologados, de la presencia de un cultivo de peras, con consideración de si en el momento de los hechos las condiciones climáticas permitían la visibilidad tanto de la delimitación como de los rótulos, por no hablar del permiso del agricultor para producir ese tipo de pera en esa estación del año y a esa altura del suelo. Es más, producir ese tipo de pera a esa altura del suelo podría constituir una provocación a hipotéticos viandantes que es susceptible de barajarse como circunstancia atenuante, del mismo modo que el impulso irrefrenable de apetito del imputado, etcétera, etcétera. Eso, la pera.
Siguiendo con los ejemplos, un suponer: imaginemos que a Obama le pillan montando juergas con prostitutas en su casa, y encima una de ellas es menor, y además la detienen en Manhattan por robar dinero a su compañera de piso y él, presidente de los Estados Unidos, llama en persona a la comisaría de Manhattan desde otro país, en conferencia internacional, durante una cena institucional, y dice que se ponga el comisario, que no está en el despacho porque son las once de la noche, y entonces le pasan la llamada a su casa, donde el hombre alucina, tal vez hasta estaba ya en pijama, se pone firmes y a sus órdenes, y entonces Obama le dice que sabe de buena tinta –porque le ha llamado al móvil una prostituta brasileña, aunque esto no se lo dice- que tienen ahí detenida a una pava que, cuidadín, es sobrina de Mubarak, y el comisario cuelga, pone las pilas a todos sus subordinados, que flipan porque a la primera de cambio ven que la chavala, para empezar, ni es egipcia, sino marroquí y sus padres son unos pobres desgraciados que viven en un pueblo de Sicilia y, como decía, sus subordinados al final la sueltan aunque la fiscal de menores de guardia dice que la chica es una pieza de cuidado y hay que internarla en un centro de menores, pero pasan de ella, porque el presidente es el presidente, y que se joda la fiscal, y pasan también incluso de terminar el protocolo de identificación obligatorio de la sujeta, y se la entregan, no a un familiar, sino a una amiga que el presidente ha mandado para allá, amiga que, todo hay que decirlo, es mona y todo el mundo sabe que ha sido enchufada por el presidente por ser higienista dental, además de azafata sexy de la tele y, principalmente, por estar buena, pero que ahora cobra 12.000 euros al mes como diputada regional y, aunque eso no lo saben en comisaría, porque lo dirán luego los tribunales, es la que organiza las juergas eróticas del presidente.
Pregunta: hagamos un esfuerzo e imaginemos que esto no es delito, pero ¿cuánto hubiera durado Obama en su cargo sólo con lo que sale en las dos primeras líneas? A los del Tea Party y a media población estadounidense les habría dado un colapso nervioso en la tercera o la cuarta.
Berlusconi, como sabemos, aguantó como un campeón. Dijo que era su forma de vida, a la que nunca renunciaría y que no tenía por qué dar explicaciones a nadie. Aseguró además que no ha pagado por acostarse con una mujer en su vida. Ahora está crecidísimo, aunque hay que esperar la sentencia definitiva del Supremo, dentro de un año. A lo mejor lo volvemos a pasar bien: tal vez confirme la absolución, pero lo mismo le vuelven a condenar o incluso ordenan repetir el juicio. Aquí todo es posible y supera la imaginación.
En cuanto a nuestro héroe, él ahora fabula de nuevo con que le concedan la gracia, cuando se largue de una vez el actual presidente de la República y él ponga a otro de acuerdo con Renzi, uno que le garantice la gracia. También sueña con una ley a la medida que anule su inhabilitación y le permita volver a presentarse a las elecciones. Aunque todo esto no tiene nada que ver con ‘Ruby’: es efecto de su condena definitiva de agosto de 2013 por fraude fiscal en el caso Mediaset. Robó 368 millones al erario público, también siendo primer ministro. Pero ¿quién se acuerda de eso? Era dinero de la venta de derechos de películas, el material con el que se hacen los sueños, pura fantasía. Además el delito fue prescribiendo, gracias a sus cambios legales, y sólo le pudieron condenar por el fraude de los últimos años, 2002 y 2003, un total de 7,3 millones. El resto hay que imaginárselo. La condena fue de cuatro años, pero se quedó en uno, porque tres se los perdonó un indulto. El resto hay que imaginárselo. El año restante no es de cárcel, ni de arresto domiciliario, sino que lo está cumpliendo en trabajo social en un geriátrico. Pero cuatro horas a la semana, una mañana a la semana. El resto hay que imaginárselo. Tampoco hará un año, se quedará en diez meses y medio por beneficios penales de regalo. El resto hay que imaginárselo. Así que en febrero volverá tan fresco, otra vez a la carga. Y el resto, queridos amigos, no requiere mucha imaginación.