Hola a todos. Me mandaron a Grecia a hacerme unos vahos de gases lacrimógenos y he vuelto como una rosa, aunque repasando la prensa italiana de esos días me ha sorprendido que, en realidad, donde he estado yo no ha pasado nada. Me debí de equivocar de país. Ya me lo había olido siguiendo las páginas webs de los diarios italianos. La CNN se pasó dos días abriendo sus informativos con la bronca de Atenas (en la foto, una multitud indignada ante el Parlamento) y haciendo conexiones en directo, pero parece ser uno de esos asuntos en los que la prensa italiana, misteriosamente, se mueve en bloque con un consenso tácito: de repente hay temas o noticias que no existen, o al revés, se imponen cuestiones peregrinas que al parecer interesan muchísimo. Como a menudo asombra cómo coinciden en los titulares y los enfoques. Se ponen un poco de acuerdo y es para pensar en conspiraciones, porque vaya que si les interesa lo que pasa en Grecia. Aunque a lo mejor no tanto que se vea cómo se cabrean los griegos ante unos políticos chorizos y unos recortes sociales brutales.
Pero yo les comprendo. Italia, como España, puede ser la próxima si empieza el baile, con su célebre deuda pública de 1,3 billones, el 120% del PIB, y ayer bien que zurraron los especuladores a los bancos italianos en la Bolsa. El plan de ajuste que acaba de presentar Berlusconi ya ha subido hasta los 68.000 millones -en Grecia se ha liado parda por uno de 28.000, aunque son situaciones muy distintas, porque es un país en agonía terminal-. No obstante, con sabio criterio la mayor parte del palo se deja para 2013 y 2014, cuando llegue el siguiente Gobierno, para que cargue con el muerto.
Supongo que ya sabrán la descacharrante norma que ha intentado colar nuestro hombre, el genio de la chistera Silvio Berlusconi, para intentar evitar la posible indemnización millonaria que le va a caer en unos días, a más tardar el fin de semana, por el caso Mondadori. Ya hablamos de ello el otro día y con aquella impagable anécdota del acoso al juez por llevar calcetines azul celeste. En 2009 condenaron a Fininvest, la compañía audiovisual de nuestro hombre, en la vía civil -en la penal Berlusconi se libró por la prescripción y empapelaron a sus abogados- a pagarle 750 millones de euros a un empresario por robarle la editorial Mondadori en los ochenta sobornando a un juez. Ahora sale la sentencia en segundo grado, y si confirma la condena le tocará pagar, aunque a lo mejor se rebaja la cantidad un poco. Así que coló un articulito en el ajuste presupuestario que decía que ese tipo de indemnizaciones no se pagan cuando superan los 20 millones hasta que no hay sentencia definitiva, por eso de la crisis. Cuando le pillaron, la retitó todo ofendido. Es que ya no le salen los trucos como antes.
Pero no hay que despistarse. Además de esos conmovedores esfuerzos por apretarse el cinturón de Berlusconi, en el ajuste hay entrañables tijeretazos a la Sanidad (7.500 millones) o las pensiones (2.700 millones). Pero al menos, como gesto de buena voluntad por fin se ha metido mano al famoso monstruo de “los costes de la política”. Es una perífrasis que se refiere a la vida de miedo, privilegios y despilfarro que se pegan estos mangantes que tienen los italianos por clase política. Pero el recorte prometido también es un eufemismo, pues es de siete millones, unas migajas de los famosos reembolsos por gastos electorales que se dan a los partidos. En vez de 170 millones, se quedarán en 164. Lo que se dice sudor y lágrimas.
Esta semana, además, ha quedado patente que estos señores no tienen la más mínima intención de cambiar nada. Ha habido una ocasión de oro con otra eterna promesa: la mítica supresión de las provincias. Hay un consenso unánime en que no sirven para nada, salvo para que los partidos acaparen poltronas y coloquen amiguetes. Veámoslo en cifras:
-En Italia hay 110 provincias, aunque se han reproducido como hongos porque en 1861 había 59 y en 1991 habían subido a 91. Pero es que así cada una se puede montar su gobierno, sus oficinas y sus chanchullos.Lo más curioso es que las provincias debían haberse suprimido en 1970, cuando se crearon las regiones, que absorbieron sus competencias o las duplicaron. Pero los partidos empezaron pidiendo un poco de tiempo hasta que se consolidaran las nuevas entidades y, a lo tonto a lo tonto, llevan así cuarenta años. Viviendo del cuento. Todos los partidos ponen siempre en su programa electoral que desean eliminarlas. Sin embargo, el martes se sometió a votación exactamente esa propuesta, presentada por Italia de los Valores, el partido del ex-magistrado Antonio Di Pietro, y fue rechazada. Con los votos del PDL de Berlusconi, de la Liga Norte, que suele clamar indignada contra los derroches de “Roma ladrona” y también con los del PD, principal partido de la oposición, que no cesa de desaprovechar sus oportunidades y aprovecha en cambio toda ocasión de equivocarse.
-Es decir, 61.000 empleados -2.500 millones en sueldos- y 5.000 políticos, entre presidentes y consejeros -119 millones al año-.
-En total, las provincias salen por 13.000 millones al año, un coste que se ha disparado un 65% en los últimos ocho años.
¿Qué hacer con estos individuos? Miren estas noticias del último mes:
-En marzo, abril y mayo, los diputados trabajaron 39 días y descansaron 53. Los senadores, áun menos: 32 días de curro y 60 de reposo, dos meses. Es más, muchos de esos días en realidad son sesiones de apenas una hora o reuniones de comisiones de media hora. Y eso los que van, porque otros ni pisan la cámara. Luego a correr y a comer helados por Roma, que es tan bonita.
-Este año, y el que viene, y el que viene, la Cámara de los Diputados costará mil millones. Pesa mucho, por ejemplo, la legendaria pensión vitalicia que trinca cada diputado una vez que ha calentado el escaño al menos cinco años. Y eso que lo han subido porque hasta ahora eran sólo dos años y medio. Es una de las grandes razones para no adelantar elecciones. Ahora mismo cobran una media de 6.300 euros un total de 1.813 personas, una partida de 140.000 millones. Según un estudio comparativo, es el triple de lo que cobran sus colegas europeos. Un parlamentario francés, un alemán o un inglés reciben, como mucho, entre 2.000 y 3.000 euros pero tras chuparse quince años en el escaño.
-En cambio, siempre es reveladora del jaez de estos señores la voz destinada a los gastos de secretaría de cada parlamentario: les dan 4.000 euros al mes para contratar a un chico de los recados, el famoso ‘portaborse’, uno de los escalones inferiores en la larga trepada para tocar el poder. Pero resulta que sólo 260 de los 630 diputados los tienen con contrato. Los demás están todos en negro y encima les racanean la pasta. A veces son mileuristas y el jefe se queda con el dinero, para redondear el sueldo.
-Ah, el sueldo. Otro estudio comparativo, y provocativo, imaginó que en Italia se aplicara la norma de EE UU que prohíbe a los parlamentarios tener otros trabajos remunerados con más de un 15% de lo que ya cobran por su escaño. Los efectos en Italia serían terribles: según sus declaraciones de la renta, 103 diputados y 83 senadores cobran más de 200.000 euros, el techo de ese hipotético límite. Empezando por Berlusconi, claro. Un estudio de la Universidad de Pensylvannia sobre el trabajo de los políticos italianos concluía que su nivel de asistencia se reduce de media un 1% por cada 10.000 euros de sueldo extra. Pero no hacía falta la Universidad de Pensylvannia para saberlo. Es famosa la declaración de Antonio Gaglione, del PD, luego pasado al grupo mixto, récord de absentismo con un 99,4%: “Estar en el Parlamento es algo frustrante, una pérdida de tiempo y una violencia contra la persona”. Pobrecitos. Formemos una ONG.
-El economista Pietro Ichino, senador del PD y conocido por sus cruzadas contra vagos y derroches en la administración, ha descubierto el increíble caso de una tropa de empleados ocultos y desconocidos en el Senado de partidos que ya no existen. Todo nace de una ley de 1993 que permitió que los empleados de un grupo parlamentario que desaparecía fueran contratados por otro, aunque así rebasaran la cuota que les tocaba por su número de senadores. Si no los quería nadie, acababan en el grupo mixto. Y ya se sabe que en Italia nacen y mueren partidos cada media hora. Total, que nadie volvió a mirar como andaba eso y resulta que a día de hoy existen 40 empleados de más repartidos por los diferentes grupos. Todos tienen más de los que les tocan y ni se sabe si van por allí a trabajar o no. Algunos llevan veinte años así. Sin embargo, y aquí está la clave, cada grupo recibe entre 90.000 y 150.000 euros al año por cada uno de estos individuos. Que a veces existen y cobran algo, y a veces no. Es un misterio. Ichino sólo se puso a analizar el caso del grupo mixto, el más escandaloso: le corresponden 8 empleados y tiene 21, uno por senador. Provienen de todo tipo de partidos extinguidos en las últimas dos décadas, de fascistas a comunistas. Tras una breve pesquisa, se ha sabido que sólo tres hacen algo. Entre todos, cuestan 2,5 millones al año. En los demás grupos ni se sabe y en la Cámara de Diputados aún no ha mirado nadie a ver qué pasa. Ni mirarán.
-Un sesudo estudio del sindicato UIL ha calculado todas las personas que de un modo y otro viven de la política, de un ministro al ‘portaborse’ de un diputado o un trabajador temporal enchufado en un municipio por ser primo de un concejal. Son 1,3 millones de italianos, que se mantienen con 18.300 millones al año de dinero público. En Campania, la región de Nápoles, son 200.000, uno de cada 29 ciudadanos.
Para ilustrar el hartazgo ciudadano, veamos este fragmento de ‘Bianco, rosso e verdone’ (Carlo Verdone, 1981):
Sinopsis: Uno de los personajes delirantes de Verdone en esta película, que se desarrolla en una jornada electoral, es un inmigrante italiano que vuelve en coche desde Alemania para ejercer su derecho. Entra en Italia todo ilusionado, pero nada más poner el pie en su país le roban la radio del coche. Luego le suceden todo tipo de desgracias y cuando llega a votar está tan puteado y tiene tal cabreo que sólo acierta a desahogarse atropelladamente en dialecto cerrado. No lo traduzco porque también es casi incomprensible para un italiano. Lo único inteligible al final es que les manda a todos a tomar por culo.
Más o menos como en Grecia, ese lugar donde no ha pasado nada.