Dado el peculiar carácter de los romanos, que intentamos desde hace tiempo esbozar aquí sin completo éxito, hay una serie de actividades que tranquilamente se pueden catalogar como de alto o altísimo riesgo. Cosas como llevar el coche al taller o llamar al fontanero. Es decir, toda aquella actividad que incite al fraude descarado. Pero […]