Uno de los productos cocinados más vendidos del mundo es el bonito en aceite o en escabeche. La necesidad de conservarlo surgió de la temporalidad de este animal ya que se pesca en abundancia en los meses de verano, esto hizo buscar la mejor forma de conservarlo todo el año.
Pero si volvemos a los orígenes y compramos un bonito fresco, sacamos una rodaja, la lavamos con abundante agua hasta que no quede nada de sangre y la cocemos en agua con sal hasta que esté bien cocinado, lo dejamos reposar, quitamos todos los huesos y espina, lo rompemos con las manos sacando sus láminas y lo bañamos con un buen aceite de oliva virgen y le ponemos por encima un poco de cebolleta picada, si hacemos esto, veremos que esa conserva de bonito que tenemos en la despensa como algo socorrido viene de algo verdaderamente sublime.