Uno de los restaurantes más antiguos de Roma es el Ristorante Alfredo, está muy cerca de la plaza España. Es un restaurante que en cuanto entras te ves avasallado por cientos de fotos de famosos comiendo pasta en esa misma sala, famosos de la talla de Jackelin Onasis, Alfred Hitchkock o el mismísimo Silvester Stallone.
Nos llamó la atención al llegar que hubiese sólo dos mesas, pero nos aventuramos y pedimos al camarero una recomendación, este nos invitó a probar el fetuccini Alfredo y esto fue lo lo que comimos, una pasta mágnifica que quizás por ser servida en la mesa era sencillamente perfecta. Es un lugar nada caro, aunque puede dar esta impresión al ver a los camareros con pajarita y ese servicio tan profesional.
La historia del Ristorante Alfredo es parecida a otras historia pero tiene una matíz muy peculiar que descubrirán si siguen leyendo. Alfredo Di Lelio, sólo era un joven que tenía un gran deseo de trabajar y una gran pasión por el arte culinario que le llevaron a tener éxito y fama mundial a partir de un pequeño restaurante familiar situado en Rose Square, junto a la actual galería Colonna.
La parte peculiar de la historia es el origen de los fetuccinis Alfredo, estos, los originales fueron creados en 1914. Por aquel entonces la esposa de Alfredo perdió el apetito durante el embarazo, él en su afán porque su mujer recuperase el apetito con sus propias manos amasó la sémola y finalmente coronó los fetuccinis con mantequilla y queso parmesano fresco. Luego hizo una oración a San Anna (protector de las mujeres embarazadas) y al servirle el plato a su esposa Ines le dijo: “Si no lo comes, me lo como yo.” Ella no sólo se los comió con placer, sino que incluso sugirió ponerlo en el menú de su pequeño restaurante.
Un lugar con historia que intenta mantener la tradición de generación en generación y que sin duda merece la pena visitar si se va por Roma.