Los pasados 6, 7 y 8 de noviembre el equipo de Etxanobe nos desplazamos a México para participar en la segunda edición de la feria Millesime México.
Allí, además de visitar las exposiciones, los talleres, degustaciones, clases y los show cookings, tuve la oportunidad de sumergirme de pleno en la cultura gastronómica de ese gran país.
Una de las cosas mas sorprendentes de México es cuando llegas a comer alimentos tan alejados de tu cultura culinaria como los gusanos y los chapulines o saltamontes, muy comunes en estados como el de Oaxaca.
Con los gusanos no pudimos, pero sí que nos compramos una bolsa de 200 de gramos de chapulines fritos, que son toda una delicadeza.
Estos bichillos se suelen consumir secos, fritos e incluso asados. Es como si comieras quisquillas o gambas, ya que tienen el sabor de la quitina, uno de los principales componentes de la cáscara de los mariscos.
La quitina es una red de moléculas semejante a una especie de cruce entre hidratos de carbono y proteínas. Los caparazones de los mariscos son tan duros porque se fortalecen con calcio, que rellena los espacios entre las fibras de quitina.
Si nunca os habéis imaginado a vosotros mismos comiendo saltamontes fritos, os aconsejo que no lo descartéis del todo. Además de saber bien, los chapulines son una rica fuente de proteínas y algunos estudios aseguran que pueden prevenir enfermedades como el bocio y la anemia.