Cuando la compramos en la tienda nunca pensamos que es una flor sin desarrollar. Por eso le bautizaron como coliflor. Pueden ser verde, conocida como romanescu, y morada como la de la foto. Pero la más apreciada y vendida es la blanca, que se cultiva cubriéndola con sus propias hojas para evitar que oscurezca. Curiosamente es la más estética, pero la de menor calidad nutricional, porque tiene menor proporción de clorofila, vitaminas y flavonoides, lo que significa que posee menos antioxidantes. Para evitar que la cocina se llene de ese olor azufrado tan peculiar que despide durante la cocción, hay que añadir al agua un chorrito de vinagre y un trozo de pan que retiraremos antes de servir. Se consume sobre todo en invierno y, para purés, resulta extraordinaria.