En la época de otoño-invierno en el norte de la Península, sobre todo en la cornisa Cantábrica, las huertas se quedan con pocos productos, ninguno de color (el sol da el color a las plantas y frutos) y nos quedan las zanahorias-es un color modificado por los holandeses en el siglo XVII-, los puerros, las acelgas, las berzas, etc…
El caso de los puerros es muy curioso pues no necesitan conservación, la razón de que no haya conserva de puerro en nuestra cultura gastronómica es porque el lugar donde mejor se conservan es en la propia tierra, utilizan la tierra como nevera y con la propia humedad y su temperatura enterrados, consiguen estar en su momento óptimo. Además el puerro es siempre bicolor, la parte que recibe luz es verde por la molécula de la proteína y la parte que se encuentra bajo tierra es blanca, pero con una delicadeza de sabor superior.
Cuando hablamos de producto de temporada nos quedamos con el puerro de invierno, ya que si lo dejamos hasta mayo sin recoger, empieza a brotar en su interior, un palo seco y fibroso, que la gente llama el palo del puerro. Ahí va una receta para calmar el estómago.
Puerros rellenos de chorizo y bechamel de morcilla
Ingredientes para 4 personas:
8 puerros gruesos
100 gr de chorizo cortado fino-si es ibérico mejor-
1/2 l de leche
30 gr de harina
30 gr de aceite
1 morcilla de puerro mediana-80 gr-
sal
Pasos a seguir:
Cocer los puerros en agua con sal durante 30 minutos, después de cocidos retirar la parte verde-ésta parte al cocerla junto con la parte blanca potencia su sabor-.
En una sartén poner el aceite y el chorizo. Freír a fuego suave.
Picar el chorizo después de escurrirlo.
Abrir los puerros por la mitad, rellenar con el chorizo y dejarlos que se ensamblen bien en la nevera.
Poner la leche a hervir, desmenuzar la morcilla dentro. En un bol, mezclar el aceite con sabor a chorizo y la harina. Cuando hierva la leche, añadir esta mezcla y se forma una bechamel.
Servir los puerros en una fuente y añadir por encima a bechamel.
foto h-bomb