La raíz de la remolacha, que es el tallo de una planta llamada “Beta vulgaris”, los humanos la han consumido desde la prehistoria. Antes era más alargada y hay que esperar hasta el siglo XVI para ver la talla y el color actual. Las que consumimos en la mesa tienen un 3% de azúcar, pero las especiales de las azucareras tienen hasta un 20%, son especies modificadas. La remolacha cocida sigue siendo morada si no se corta (pues su tono se debe a un pigmento llamado betaína que es soluble en agua) e incluso su textura después de cocida sigue siendo inusualmente firme. Es además poseedora de un aroma que a mucha gente le recuerda al sabor de la tierra, al principio se creía que era debido a los microorganismos del suelo, pero en recientes investigaciones se demostró que lo produce la misma planta. Algunas veces su alto contenido en azúcar (respecto a otros tubérculos) hace que se pueda utilizar en pasteles, chocolates y jarabes.
Actualmente podemos encontrar la remolacha ya cocida y envasada al vacío. La forma más práctica de comerla es en ensalada, por ejemplo, con un queso Mascarpone, ¡una delicia!, ya si quieres rematarla puedes hasta rellenar esta remolacha-vaciándola previamente-con una crema de Mascarpone, le añades un poco de pimienta negra recién molida y unas gotas de aceite de sésamo puro. Disfrute de la receta y ¡suerte!.
foto phxpma