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11º día CB Everest. Entre Susmita y las kokotxas de Asier

Hoy nos hemos acercado Asier y ‘doc’ y yo al campo base que comparte Juanito Oiarzabal, Carlos Soria, Carlos Pauner y Unai Llantada, entre otros. Quería saber sus planes para los próximos días y Asier y el ‘doc’ saludar a unos o conocer a otros. Justo cuando bajábamos, nos hemos encontrado con Rober Rodrigo e Isa García, una pareja de Barakaldo (aunque ella es burgalesa, que quede claro) que vienen a hacer también el Lhotse. Isa venía un poco tocada por la altitud, así que ha sido justo saludarnos y emplazarnos para otro rato más tranquilo, que seguro llegará porque son vecinos de campo base.

Ha sido una visita muy agradable. Hemos estado un par de horas charlando, como no de montaña, y todos se han quedado hipnotizados con la pequeña charla magistral que les ha dado el ‘doc’ sobre aclimatación. Ya le conocía de anteriores ocasiones, pero a mí el que me ha vuelto a dejar maravillado es Carlos Soria. A sus 72 años intenta el que sería su undécimo ochomil. Para quitarse el sombrero.

También hemos conocido a Susmita Maskey, una nepalesa que, cosas de los permisos y las agencias, ha terminado en este campo base poblado de españoles. Susmita Maskey no es sherpa y es de las pocas mujeres de su país que siendo alpinista no se dedica a portear. Es vegetariana, aunque hoy no se ha podido resistir al queso de Idiazabal que le ha ofrecido Unai, ha ascendido dos veces ya el Everest y esta temporada busca un récord: convertirse en la primera mujer que asciende dos veces el Techo del Mundo en un mismo año. Por supuesto con la ayuda de oxígeno artificial. Un récord más que sumar a la larga lista que acumula el Circo del Everest. En todo caso, que tenga toda la suerte del mundo.

Para las doce estábamos de vuelta en nuestro CB porque hoy Asier tenía trabajo. Le tocaba cocinar. El menú: kokotxas al pil-pil. Eran dos kilos, así que se ha buscado a un ayudante: el ‘doc’, que no ha desmerecido en absoluto con su cometido. Es difícil describir el placer que supone degustar una kokotxas a 5.300 metros de altitud, donde la desgana y la falta de apetito son una de las características que se padecen aquí arriba. ¡Exquisitas! Y la materia prima, también excepcional, así que enhorabuena para la madre de Edurne por lo que le toca del éxito. Y aún quedan en la despensa unas tajadas de bacalao…

La sobremesa se ha convertido en un cónclave sobre los planes inmediatos de los alpinistas. Al final, como era de esperar, están un poco cansados de tanta inactividad y han puesto en marcha toda la logística para subir pasado mañana a dormir al campo 2 un par de noches, aunque el tiempo no es el mejor. Podréis leer todos los detalles en la crónica de mañana de EL CORREO o elcorreo.com.

El que no haga muy buen tiempo al menos tiene una ventaja. No hace tanto frío. Por la mañana no está despejado del todo y por la tarde/noche siempre nieva. Como ahora. Son casi la diez y media y, sinceramente, no encuentro mejor sitio para estar (aquí) que el saco de dormir. Hasta mañana.

Nacho da la bienvenida a Isa y Rober.

La nepalí Susmita Maskey.

Asier, en plena faena con las kokotxas.

Por Fernando J. Pérez e Iñigo Muñoyerro

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