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9º día campo base Everest: ¿Hoy es domingo?

¿Qué día es hoy? Domingo. Y de resurrección (especialmente para el hindú que hoy se han llevado en helicóptero del CB con mal de altura y con el que ayer se cruzaron Edurne y compañía en la Cascada más muerto que vivo). Una de las cosas que tiene la vida en un campo base es que se pierde la noción del tiempo. Aquí los días dejan de tener el sentido que se les otorga en la civilización. Domingo, lunes, martes, miércoles, jueves, viernes… Da igual. La diferencia la marca el plan de trabajo de la expedición. Y ésta a su vez se rige por los partes meteorológicos.

Y lo que anuncia Vitor Baia para la semana que mañana empieza no es muy alagüeño: nieve, nieve y nieve. Solo las mañanas del 26, 27 y 28… esperar que calcule… sí: martes miércoles y jueves, pueden ser sin nieve.

Así que comprenderéis que la inactividad se convierta en uno de los mayores problemas aquí arriba. Más aún si encima vives sobre un glaciar que invita a todo menos al paseo. Pero hay que sobreponerse, así que esta mañana Asier, Ferran el ‘doc’ y yo nos hemos dado una vuelta a lo largo y ancho (más lo primero que lo segundo) del campo base.

Las centenares de tiendas ocupan casi dos kilómetros a lo largo de la morrena del glaciar y nosotros estamos de los más abajo. Así que nos ha servido para conocer prácticamente todo el campamento.

¿Conclusiones? Unas cuantas:

1ª. Nosotros estamos en uno de los peores sitios del CB. Si algún día venís a subir el Everest por Nepal montar la tienda lo más arriba de la morrena que podáis. Eso sí, si las expediciones comerciales han dejado algún sitio libre. Cosa que dudo.

2ª. Si quieres comodidad en el Everest (dentro de lo posible, por supuesto), ven con una expedición comercial. Lavabos, duchas con calentador de agua a gas, espejos (¡importantísimo!) junto a las entradas de las tiendas comunes, menús a la carta de acuerdo a las distintas nacionalidades de los clientes… ¡Que no falte de nada! Y si falta, se trae. Durante el paseo nos hemos encontrado con Willie Benegas, toda una institución del Everest. Tanto que es el occidental con más ascensiones (10) al Techo del Mundo. Hemos estado charlando un rato con él y nos ha confesado que, aprovechando una visita fugaz a Katmandú por un problema médico, ha traído gambas y salmón para sus clientes. Pero como todos ellos están estos días aclimatando entre los campos 1 y 2 le hemos invitado a cenar… Pensar mal y acertaréis.

3ª. El campo base del Everest tiene dueños: las expediciones comerciales. Fue el título de una de mis crónicas del periódico hace unos días después de lo que contó Edurne Pasaban tras la reunión de líderes. Tenía un sentido un poco figurado. Pero después de los que he visto hoy también se puede decir en sentido literal. La morrena del glaciar Khumbu está parcelada. Como lo oís. Las principales comerciales se reparten el mejor espacio, y cada año ocupan el mismo, que delimitan con pequeños muretes de piedra o con cuerda.

4ª. El Everest ya no es cosa de hombres. Pues sí. Durante el paseo hemos visto casi a más hombres que mujeres. Australia, Serbia, Inglaterra, Brasil, Palestina, India… De todas las partes del planeta hay mujeres dispuestas a subir el Everest. O al menos a intentarlo. Hablar de una proporción 50%/50% de hombres y mujeres quizá sea aún exagerado, pero no anda muy lejos.

5ª. El campo base del Everest está limpio. O hay conciencia ecológica. Como prefiráis. ¿Que el motivo son las amenazas de multa del Gobierno nepalí? No lo dudo. Pero existe. Todas las expediciones dividen la basura en dos partes: orgánica y no orgánica. La orgánica se deposita sobre unos toldos para que los animales, grajos fundamentalmente, se la coman. La no orgánica se guarda para quemar (como la sobrante de la orgánica) al final de la expedición. Todo lo demás se retira. En cuanto a las letrinas, se utilizan bidones y bolsas que también se van retirando según se van llenando. Todo ello controlado por los enviados del Gobierno nepalí. El resultado es que la sensación que da el CB es de limpieza, sin desperdicios de ningún tipo tirados por el suelo.

El paseo, en el que Ferran y Asier no han perdido ocasión para adentrarse un poco en el glaciar y echarle el ojo a un par de grandes penitentes (penachos de hielo que sobresalen del glaciar) en los que practicar un poco de escalada en hielo, nos ha llevado dos horas largas, así que para cuando hemos vuelto era casi la hora de comer. Un exquisito arroz con bacalao preparado por Ngati.

Ha faltado Nacho, que ha aceptado la invitación de Juanito Oiarzabal para degustar unas alubias de Tolosa que ha preparado hoy en su expedición. La fama del vitoriano como gran cocinero y mejor anfitrión en los campos base es mundialmente conocida y hoy ha vuelto a demostrarlo por lo que ha contado Nacho a la vuelta. Venía con el estómago lleno y la mandíbula desencajada de las risas.

La tarde, como suele ser habitual, es más personal. Cada uno se refugia en sus cosas. Yo me he dedicado a transcribir y editar la entrevista a Edurne que mañana podréis leer en el periódico. Os avanzo el título: “si no puedo subir con oxígeno, me doy media vuelta”. Así, como lo leéis. Edurne lo tiene muy muy claro. Ella con oxígeno ya ha subido y aquí está para hacerlo sin él. Todo un órdago. O sin él o no hay cumbre.
Aunque la parte final de la edición no sé muy bien cómo habrá quedado ya que la tienda de comunicaciones o chill-out, como les gusta llamarla, se ha convertido en una improvisada discoteca a todo volumen gracias al altavoz utilizado para el cine. Hasta los sherpas han asomado la cabeza por la puerta para ver con regocijo a alguno de los expedicionarios mover el esqueleto.

Mañana, si el tiempo acompaña, toca colada. Que ya va siendo hora. Os contaré.

Nunca está de más encomendarse a Dios antes de afrontar el Everest. La roca se encuentra en mitad del campo base.

Un Yak cruza por el campo base tras realizar su servicio de porteo.

Adivinando posibles vías de escalada en hielo en un penitente del glaciar.

Asier observa la Cascada de Hielo entre las tiendas de una ‘comercial’.

Espejo y lavabo a la entrada de una tienda comunitaria de una ‘comercial’.

Vista general del campo base del Everest desde su parte superior.

Por Fernando J. Pérez e Iñigo Muñoyerro

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