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El refugio de Arraba ha cumplido 50 años

La niebla de Gorbeia es una de las leyendas de la gran montaña vizcaína. Pero la más palpable y auténtica cuando se abate sobre sus laderas, prados y hayedos. Cuando envuelve, atrapa y deja ciegos a los montañeros, especialmente en las campas de Arraba. En esos momentos, cuando hasta el más experimentado caminante se desorienta en ese muro opaco y húmedo, son muchos los que han respirado aliviados al encontrarse con los árboles que marcan en sendero hacia el refugio Ángel Sopeña, conocido más popularmente como el refugio de Arraba.

Ese auténtico faro de Gorbeia cumplió el sábado 50 años. La efeméride se celebró con la entrega de varias placas conmemorativas. Cientos de montañeros se dieron cita. Medio siglo antes, el 29 de mayo de 1960, se inauguró el actual edificio ante cerca de 3.000 montañeros. Bautizado con el nombre de Ángel Sopeña, uno de los montañeros vizcaínos más ilustres y trabajador incansable por la promoción de este deporte desde la Federación Vizcaína, su construcción marcó un hito en el diseño de los refugios españoles.

Julián Delgado, arquitecto y presidente de la Federación Española, fue su diseñador, y supuso una verdadera revolución para las edificaciones de este tipo en esos años. Hasta entonces, los refugios montañeros eran sombríos, con pequeñas ventanas y techos bajos, justo lo contrario al de Arraba, amplio y luminoso. Con su construcción, la FEM saldó la deuda moral contraída con los montañeros vizcaínos en 1957, cuando se desprendió del antiguo refugio de Egiriñao, a los pies de La Cruz.

Su ubicación es verdaderamente estratégica. Está protegido de los vientos de norte por una leve ondulación del terreno, que evita también el impacto visual al acceder a las campas de Arraba. Pero todo montañero sabe, aunque no se vea, está ahí, siempre presente para hacer un alto en el camino o salvar un apuro.

Sin embargo, su actual uso tiene poco que ver con el que tenía en sus orígenes, cuando las ascensiones a Gorbeia eran verdaderas expediciones que llevaban todo el día en el mejor de los casos. “Con la construcción del aparcamiento de Pagomakurre, cambiaron mucho tanto su uso como sus usuarios”, explica Jesús de la fuente, ex presidente de la Federación Vizcaína y auténtica enciclopedia viva del montañismo de la provincia. “Ahora llega hasta aquí gente hasta con zapatos de tacón, per esto no es un restaurante ni una casa rural, sigue siendo un refugio”, aclara Javier Fombellida, su actual responsable, cuyo empeño en que no se pierda esa filosofía montañera le ha supuesto más de un enfado con ocasionales usuarios del edificio.

“Aunque a muchos hoy en día les suene raro”, ese refugio “ha salvado muchas vidas”, continúa De la Fuente. “Era una época en la que subir a La Cruz era una verdadera aventura y tampoco existían los árboles que hoy señalan el camino al paso de Aldape y al edificio de la federación”, plantados en 1980. “Entonces era bastante habitual que los montañeros se perdieran, y el refugio cumplía mas que nunca con su nombre”. Por entonces, Ángel Sopeña colocaba una bandera en lo alto de la loma o tocaban con un cuerno o una campana para a orientar a la gente.

Entre las muchas anécdotas que suma en su medio siglo de historia, una de las más curiosas es que hasta allí arriba también llegaron las inundaciones de agosto 1983, cuando se formó un gran lago delante del refugio que sorprendió a los propios pastores.

Teléfono: 946 338 148

Altitud: 1.050 m.

Plazas: 32 literas.

Horario de apertura
Del 1 de Mayo al 1 de Noviembre: Todos los días
Del 1 de Noviembre al 1 de Mayo: Desde el viernes a las 17:00 h. hasta el domingo a las 17:00 h.

Guarda: Javier Fombellida.

Titularidad y gestión: Federación Vizcaína de Montaña

Precios por pernocta:
FEDERADOS
Menores de 18 años: 1,00 €
Mayores de 18 años: 3,00 €
NO FEDERADOS
Menores de 18 años: 4,00 €
Mayores de 18 años: 10,00 €

Por Fernando J. Pérez e Iñigo Muñoyerro

Sobre el autor


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