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Luis Alejos abre el debate sobre las carreras de montaña

En un artículo publicado en la revista ‘Pyrenaica’ , el conocido montañero y escritor Luis Alejos ha puesto sobre la mesa un debate que lleva ya tiempo siendo tema de discusión en clubes de montaña, federaciones, foros de montaña y, por supuesto, montañeros. Se trata de las carreras de montaña y su inclusión dentro de las actividades y la filosofía de las federaciones de montaña.

Alejos deja bien claro que no está en contra de esta modalidad competitiva. Lo que hace es poner en duda su inclusión en las actividades de las federaciones de montaña, organismos con una filosofía original bastante alejada de la que promueve las carreras de montaña.

Luis Alejos es una de las voces más respetadas del montañismo en Euskadi y España, así que sus palabras han provocado un pequeño tsunami -sin duda lo que él pretendía- que ha sacado a la superficie un debate que más pronto que tarde tenía que producirse.

Por mi parte, sólo puedo decir que estoy totalmente de acuerdo con su planteamiento. Por su puesto que no se trata de estar en contra de ellas. Al fin y al cabo, cada uno es muy dueño de ir al monte a realizar la actividad que le de la gana. Siempre que respete el medio en el que se encuentra, por supuesto. Sin embargo, es totalmente cierto que las carreras absorben un tiempo y un dinero de las federaciones que podrían emplearse en otras actividades más acordes con los valores que proclaman, no sólo alejados, sino opuestos a la competitividad que propugnan las carreras.

Después de unos años en los que los entes federativos han acogido esta modalidad bajo su paragüas organizativo y económico, quizás ha llegado el momento de que den un paso adelante y creen su propia federación, desde la que puedan seguir creciendo y busquen metas más altas, con su inclusión en el movimiento olímpico. Y por si tienen alguna duda, tienen muy cerca un buen ejemplo: la escalada deportiva.

A continuación tenéis en su integridad el artículo de Luis Alejos:

CARRERAS DE MONTAÑA

El papel de la Federación

El modelo social dominante destaca el éxito y el protagonismo individual sobre los valores colectivos. Imitando al deporte-espectáculo, buena parte de los directivos de las federaciones de montaña sueñan con que la escalada deportiva, el esquí de travesía o las carreras alcancen el podio olímpico, a poder ser durante su mandato. El resultado es una programación centrada en actividades competitivas que chocan con la esencia de nuestras tradiciones, basadas en un modelo de montañismo participativo y sostenible. Actividades de alto rendimiento y pretendidos deportes de aventura, ofertados con el pretexto de atraer a la juventud, apuntan hacia una banalización de la montaña que puede llegar a convertirla en mera cancha deportiva, en detrimento de sus valores medioambientales, éticos, culturales, científicos, históricos y paisajísticos.

Preocupado al igual que tantos otros montañeros por esa deriva, en la última asamblea de la Federación Vasca de Montañismo (FVM/EMF) pedí la retirada del reglamento de carreras por considerar que constituye una actividad competitiva que no encaja en los objetivos federativos. Asimismo solicité la apertura de un debate para tomar una decisión mayoritaria al respecto. Aunque en la votación se aceptó el citado reglamento, en la discusión del presupuesto para el año 2010 se volvieron a poner en entredicho las carreras, esta vez por contar con una asignación económica muy superior a la de los clubes. Visto el desacuerdo, la directiva de la Federación decidió asumir el debate.

Popular o profesional

En el País Vasco el problema arranca de la Ley del Deporte de 1998, que aplica a las actividades deportivas de carácter popular el rasero de las profesionales. La FVM/EMF en vez de rechazarla por ser una normativa que perjudica a los clubes, imitando a la FEDME abrazó las competiciones con entusiasmo. En consecuencia, lo esencial del debate no es estar a favor o en contra de las carreras, sino optar por el modelo federativo tradicional, con base popular y participativo, o por otro elitista y competitivo. Tal discrepancia se da en países con gran tradición montañera. Alemania y Austria dejaron la UIAA a finales del 2008 por considerar, entre otras razones, que no apoya el alpinismo tradicional.

Las competiciones tienen gran eco mediático, por eso los políticos, que deben revalidar el cargo cada cuatro años, conceden subvenciones a pruebas con mucha prensa e imágenes televisivas. Esto explica que gran parte de los fondos que gestionan las federaciones no estén destinados al montañismo tradicional, sino a competiciones donde los participantes suelen ser corredores de maratón o de cross. La FVM/EMF entrega a actividades competitivas, forzosamente minoritarias, un presupuesto que casi multiplica por cuatro el dedicado a las no competitivas y a 180 clubes que representan a 28.500 federados. Resulta difícil entender que las federaciones se presten a colaborar en un reparto tan injusto.

Competitividad

Intentando justificar lo injustificable, se dice que siempre ha habido competitividad en el montañismo. Cierto, pero ahora se sigue el modelo del deporte profesional, pagando seleccionadores, entrenadores, jueces y árbitros. Por cierto, faltan controles antidopaje. Nadie niega que correr por el monte es un método efectivo para mejorar el rendimiento físico; muy distinto es considerarlo una meta, un objetivo. No pretendemos cuestionar que cualquier club, ayuntamiento o empresa comercial puedan organizar carreras. Es más, nos parece admirable que Pierre André Gobet estableciese en 1990 un récord de ascenso y descenso al Mont Blanc desde Chamonix de 5 horas y 10 minutos que nadie ha sido capaz de superar. No se trata, pues, de rechazar nada, sino de aclarar la situación. Las federaciones tienen la misión de potenciar un montañismo de base popular, desarrollando iniciativas colectivas a través de los clubes, garantizando la capacitación técnica y la seguridad mediante cursos de formación, organizando excursiones guiadas, marchas reguladas y concursos no competitivos.

Quienes practican deportes de competición acabarán formando su propia federación, conforme ya ocurre en el ámbito internacional. A comienzos de 2007 se independizó de la UIAA la escalada deportiva (IFSC), un año después lo hicieron el esquí de travesía (ISMF) y las carreras de montaña (ISF). La FEDME está presente en todas ellas, de modo que la burocracia federativa se amplía sin cesar. Las actividades competitivas tienen una doble financiación que intensifica el agravio comparativo: subvenciones oficiales y patrocinio de marcas comerciales. Lo lógico sería que actuasen como el himalayismo profesional, obteniendo fondos a través de la publicidad.

Montañismo de base

El montañismo comparte con las prácticas competitivas los medios, no los fines. Las federaciones deben destinar sus escasos recursos a potenciar el montañismo de base, apoyando iniciativas de las organizaciones territoriales y de los clubes, promoviendo un montañismo que favorezca la calidad debida, la capacitación técnica, la seguridad de quienes lo practicamos y el respeto al medio ambiente. La montaña es muy frágil, no podemos convertirla en un polideportivo. El debate de las carreras es una discusión sobre los medios y los fines del montañismo. La presidencia de la Federación Vasca de Montañismo tiene el compromiso de dirigir el proceso y de aplicar los resultados de la consulta dirigida a los clubes, que son la espina dorsal del montañismo organizado.

Resultaría oportuno realizar un debate similar en otras zonas y también a nivel estatal. Las federaciones son los órganos de gobierno de los clubes; ante ellos responden de su gestión. No basta con rendir cuentas dos veces al año en las asambleas generales, hay que dinamizar sus actividades para que los clubes dejen de languidecer, recuperen el prestigio que tuvieron años atrás y logren ilusionar a los más jóvenes, sin necesidad de convertir la montaña en un estadio de atletismo.

Luis ALEJOS
enero 2010.

FOTO 1: Luis Alejos en la cumbre del Coriscao (www.mendikat.net).

FOTO 2: Imagen del Maratón Zegama-Aizkorri de 2009 (www.diariovasco.com).

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debate

Por Fernando J. Pérez e Iñigo Muñoyerro

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