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El alpinista alicantino Luis María Barbero desaparece en el Gasherbrum II

El alpinista natural de Alcoy (Alicante) Luis María Barbero (47 años) desapareció durante un ataque a cumbre el pasado día 20 en el Gasherbrum II (8.035 m.). Después de tres días sin noticias, sus compañeros de expedición le han dado por muerto.

La voz de alarma la dieron miembros de una expedición iraní, según la web www.mounteverest.net . El grupo descendía de hacer cumbre e informó de que había un español había desaparecido intentado hacer cumbre tras ellos. Al parecer, al día siguiente se vio una linterna a aproximadamente 7.600 metros en la travesía que está por encima del campo 3, aunque nada más se ha sabido de Luis María Barbero. Ayer, uno de sus compañeros de expedición, el gallego Sechu López, confirmaba en su blog personal el fallecimiento de su compañero de expedición. En el grupo, en el que una decena de alpinistas de diversas comunidades autónomas comparten el permiso de ascensión para el GI y el GII, participan también tres jóvenes alpinistas vascos, los guipuzcoanos Oskar Parras, Unai Zendoia y Arkaitz Lasa, que intentan el GII. Por su parte, Marta Alejandre, Sechu López y el veterano Carlos Soria (70 años) intentan el GI

A continuación, reproducimos, el comentario de Sechu López en su blog en el que confirma la muerte de Luis María Barbero:

“Nuestro compañero Luis desapareció y, tristemente, lo damos por muerto.
Después de 3 días de desolación, impotencia y rabia, he reunido fuerzas para escribir sobre lo sucedido últimamente.

El lunes (día 20) un numeroso grupo de iranies salió del Campo 3, en la parte superior de la GII (8.035 m). Luis, en compañía de un alpinista polaco, fue tras ellos. Por la tarde, la meteo no era buena, y el viento soplaba bastante fuerte. Parece ser que iban muy lentos y las 19:30 el polaco pidió insistentemente a Luis que regresaran, estaban cerca de los ocho mil metros, pero era demasiado tarde y el fuerte viento hacía peligrar sus vidas. Luis, obsesionado por llegar a la cumbre (el año pasado ya lo intentó y se quedó a 300 metros), no atendió a razones y siguió ascendiendo… solo.

Mientras tanto, todos los demás miembros de nuestro grupo estaban de vuelta en el CB. Después de la cena nos informaron que 14 personas habían hecho cumbre en el GII, entre ellos Luis. Quedamos extrañados de que un día de tan mala metereología hicieran cumbre tantas personas, pero nos alegramos mucho por Luis.

Durante los días anteriores, cada uno de nosotros intentó seguir sus planes de ascensión. En mi caso subí hasta el C1 con Miguel (día 16) donde nos unimos a Sandrine para ir a la C2 del GI (día 17). Una hora antes subieron Marta y Carlos y sus porteadores. Los tres vascos, ya en C1 decidieron ir a la GII, y David, lesionado, decidió regresar a casa. Luis no esperó unos días en el CB como le recomendamos, y subió unas horas después de hacerlo yo con Miguel.

El sábado (día 18) en el C3 de GI nos encontrábamos nueve personas: 4 búlgaros, un alemán, un nepalí, Sandrine, Miguel y yo. Ascendimos por el “corredor de los japoneses”. No fue fácil montar las tiendas. Las previsiones meteorológicas para el fin de semana eran buenas … pero no dejó de soplar el viento y nevar durante toda la noche, y la nieve se acumuló hasta la mitad de la puerta de la tienda. Antes de meternos en las tiendas, los 9 nos pusimos de acuerdo en despertarnos a la 1.00 y salir a las 2.00 de la mañana (día 19), para abrir huella por turnos y tener más posibilidades de hacer cumbre (8.068 m). Pero fue imposible. A las 6 de la mañana seguía nevando con fuerza, y empezamos a contemplar la posibilidad de esperar un día, pero estábamos a 7.070 metros de altura y el viento soplaba cada vez más fuerte. La montaña nos rechazaba, y a las 10.00 todos decidimos bajar, y no fue fácil a pesar de las cuerdas fijas … una de las avalanchas que caían por el corredor enterró a Sandrine, que fue rescatada por Miguel y el nepalí, que se encontraban cerca de ella. Después del susto y de llegar al C2, Sandrine, Miguel y yo bajamos al C1 y nos quedamos allí.

El día 20 los tres partimos a las 9 de la mañana del C1 al CB, pudimos ver a gente en el GII que subía hacia la cumbre, el día era bastante despejado pero se intuía viento … el pronóstico meteorológico era muy malo para los días siguientes, pero quizás hoy aguante, pensamos.

El martes 21 empezó a nevar en el CB. La parte superior de la montaña estaba muy cubierta y sabíamos que el glaciar se encontraba en mal estado, por lo que nos extrañó que nadie descendiese al CB. Por la tarde llegan noticias contradictorias, parece que hay dos desaparecidos, uno puede ser Luis. Tratamos de confirmar la mala noticia y .. Sí, Luis quedó arriba. En la cena el polaco que subió con Luis nos explicó que esperó durante 4 horas en el campo 4 (sin tiendas) y no le vio aparecer, y que pasó la noche en el C3 y tampoco vio a Luis. El mal tiempo hizo que todos las personas que estaban en la montaña bajaran al C1.Luis había desaparecido.

Las horas pasan, los días pasan, y sigue nevando, hoy y el jueves. Nadie en C1 ha podido tratar de llegar al C2, la acumulación de nieve fresca hace muy peligrosa la ruta al GII, y no es posible la búsqueda de Luis. No hay nada que hacer, el sentimiento de impotencia nos invade, tenemos que asumir el fatal desenlace.

Curiosamente, resulta que nadie llegó a la cima ese día, sin embargo, 5 de iranies dicen que sí, a pesar de reconocer que se quedaron a unos 50 metros de la cumbre. .. Es la cara hipócrita del alpinismo, triste. Esta mañana se han marchado Sandrine y Miguel, al no poderse quedar más tiempo. Quedamos seis.

El los ochomiles los errores se pagan muy caro. En estas hermosas montañas (Gasherbrum = montaña de la luz) cubiertas de un manto blanco espectacular, a veces pasan los cuervos, que con su luto nos recuerda que de vez en cuando, un montañero perdió aquí su vida. Es el fuerte contraste entre el blanco y el negro, la belleza y la tristeza, la vida y la muerte.

No sabemos, ni probablemente nunca lo sepamos, si Luis llegó a la cima, pero todos queremos pensar que consiguió y tuvo su momento de gloria deseada.
Ninguno de nosotros lo conocía mucho, pero Luis era una buena persona, por eso esperamos que ahora esté mucho más arriba, en el cielo.

Adiós amigo! ”

Sechu López

Por Fernando J. Pérez e Iñigo Muñoyerro

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