Zubia se va ‘víctima´ de eso que se llama jubilación. Algo que una parte de la población odia -sí, así de cierto- y que otros -la mayoría, bien es cierto- ansía hasta el punto de enfadarse si al Gobierno se le ocurre aplazar su entrada en vigor. Ha cumplido su papel. Es un ‘viejo zorro’ de las organizaciones empresariales al que se le pueden criticar muchas cosas excepto su entrega a la causa que le ha tocado defender. Tozudo, un poco ‘cascarrabias’ y hasta inflexible en algunas ocasiones, pero al mismo tiempo leal, austero y con aroma de honesto, Pepe Zubia aceptó un cargo -de asalariado- que no es fácil en una sociedad como la vasca. No hay dinero en el mundo que pague colocarse en la diana de una organización terrorista por el simple hecho de realizar un trabajo profesional.
Es evidente que ha existido politización en la elección de su sucesora, la ex consejera de Transportes del Gobierno vasco, pero no más que en la designación de los presidentes de las cámaras de comercio de Euskadi. Un partido, en este caso el PNV, tiende a colocar sus peones en aquellas posiciones por donde fluye el río del poder. Y la patronal vasca Confebask es un meandro privilegiado en ese trayecto. Pero también es cierto que han sido los propios empresarios o sus representantes quienes han aceptado -sin rechistar, por cierto- la influencia más o menos directa del PNV en su designación. Han valorado que es una buena profesional y de lo suyo gastan. Nada que reprocharles.
Algunos cantos de sirena que apuntaban a la existencia de discrepancias internas en el seno de Confebask en torno al nombramiento de la nueva secretaria general son señuelos. Aparentemente, hay empresarios a tiempo parcial -un tiempo en el partido, otro en la empresa, y otro en las instituciones del ramo- que necesitaban justificar fuera lo que no fueron capaces de hacer dentro. En fin, cosa de profesionales del enredo que uno no sabe muy bien cómo pero siempre se mantienen a flote, como los corchos. El asunto está zanjado.
La segunda fase, la sustitución del presidente, puede tener algo más de miga. Hay una parte que está clara. Según una norma que antes no estaba escrita pero ahora sí -ha sido incorporada en la última modificación de los estatutos de Confebask- la presidencia debe atender a un turno rotatorio territorial. Así, como el actual presidente procede de Guipúzcoa y el anterior de Álava, le corresponde por tanto el turno a un vizcaíno. También está claro el procedimiento de designación. La patronal territorial correspondiente -en este caso la vizcaína Cebek- y sólo ella “propone” al candidato a ocupar la presidencia de la patronal vasca y es la asamblea de Confebask quien aprueba. Así las cosas, en el peor de los casos, una oposición de guipuzcoanos y alaveses puede tumbar al candidato que proponga Cebek, pero la capacidad de propuesta siempre estará en la patronal territorial.
Desde hace años es conocida la aspiración del actual presidente de Cebek, José María Vázquez Eguskiza, de ser el presidente de la cúpula empresarial vasca. Cuenta con un respaldo mayoritario para serlo dentro del colectivo, aunque tiene también algunos ‘críticos’ con su gestión, por llamarlo de forma suave. En particular la patronal del Metal, cuya influencia en el seno de la organización se ha diluido mucho como consecuencia de las crisis del sector. Tampoco el PNV vizcaíno está ya muy entusiasmado con la figura de Vázquez Eguskiza, al que consideran fiel pero un poco desgastado -el grupo constructor OHL de Villar Mir no ha dudado en jubilarle- y preferiría apoyar a otra figura emergente. Y luego están los enredadores, que se mueren por tener un poco de protagonismo en todo lo que se cuece -da igual la comunidad de vecinos de su urbanización; la asociación de padres de familia del colegio de los hijos, que todo es bueno para el ego- y que también quieren jugar a la estrategia de las alianzas complejas. La partida está abierta. Abran juego, señores.