Debido al mecanismo de defensa química que poseen, las más de 500 especies que pertenecen a la familia Carabidae reciben el nombre con que se ha titulado esta entrada. Este escarabajo, cuando percibe que algún otro animal, normalmente un sapo, una hormiga o una araña, representa una amenaza para él, le arroja una sustancia química irritante en forma de spray. Por si eso fuera poco, la sustancia arrojada se encuentra a una temperatura de unos 100 ºC, lo que la convierte en un arma verdaderamente poderosa.
El mecanismo del que se sirve el escarabajo es muy complejo, razón por la que ha sido esgrimido a favor de sus pretensiones por los defensores del creacionismo y de la teoría denominada del “diseño inteligente”. Argumentan éstos que algo tan complejo no ha podido ser el resultado de un proceso de selección natural. Pero dejemos a un lado cuestiones de naturaleza anticientífica y vayamos al asunto que nos ocupa.
El aerosol defensivo es producido en unas glándulas especiales que se encuentran en el extremo posterior del abdomen de los escarabajos. Esas glándulas están formadas por dos cámaras. En la más grande, que es la que se encuentra en una posición más interna, se mezclan hidroquinona y peróxido de hidrógeno que han sido producidos, a su vez, en dos glándulas distintas de ésta. En la menor hay una mezcla de las enzimas catalasa y peroxidasa que son secretadas por sus células epiteliales. La hidroquinona es un producto característico del metabolismo de insectos, e interviene en la síntesis de la quitina del exoesqueleto, y el peródixo de hidrógeno no es otra sustancia que la conocida agua oxigenada.
Cuando el escarabajo percibe una amenaza, unos músculos, al contraerse, provocan que el líquido de la cámara mayor pase a la cámara pequeña, momento en el que se produce una explosión. La explosión es consecuencia de la repentina hidrólisis del peróxido de hidrógeno y de la oxidación de la hidroquinona. Esta es una reacción que provoca la liberación de gran cantidad de calor de forma repentina, razón por la que se produce la explosión. Como consecuencia de la presión de los gases generados, la válvula de la cámara grande se mantiene cerrada, lo que la protege de los efectos de la explosión; por otro lado, la mezcla atacante es expulsada en forma de fino spray a través de la válvula que separa a esta cámara del exterior. La mezcla resultante de las reacciones antedichas contiene benzoquinona y alcanza una temperatura altísima al ser expulsada (alrededor de los 100 ºC). Normalmente es muy efectiva rechazando a los potenciales depredadores.
Los escarabajos dirigen la mezcla explosiva en la dirección de la que proviene la amenaza. Algunas especies africanas llegan a tener una capacidad de rotación de hasta 270º, por lo que pueden dirigir la apertura de la glándula casi en cualquier dirección.
Resulta ser tan efectivo el mecanismo explosivo de los escarabajos bombarderos, que en 2004 se inició un proyecto de investigación en la Universidad de Leeds, dotado con 135.000 libras, para evaluar la posible utilidad de este mecanismo de combustión en el sector de la industria aeronaútica. El proyecto, denominado “Learning from controlled explotions in nature: modelling the catalytic explosion device of bombardier beetles”, constituye un nuevo hito en el desarrollo de la biomimética.
En el video puede verse a uno de estos escarabajos bombarderos en acción, aunque también hay quien es capaz de hacerles frente con éxito: