Muchos animales se alimentan filtrando agua. Retienen las partículas alimenticias en suspensión y las ingieren. En las masas de agua naturales hay muchísimas partículas en suspensión. Son microscópicas y pueden llegar a alcanzar concentraciones muy altas. En aguas de alta turbidez, la concentración de partículas puede superar el valor de cien mil por mililitro y en aguas extraordinariamente limpias la concentración puede rondar las cinco mil partículas por mililitro.
Esponjas, bivalvos, crustáceos y algunos otros grupos más se alimentan de ese modo, reteniendo esas partículas y utilizándolas como alimento. Cada grupo utiliza un procedimiento diferente para impulsar el agua que ha de ser filtrada, pero la mayoría generan corrientes mediante el batido de cilios o apéndices especiales. De entre las partículas que se encuentran en suspensión, las microalgas son las que tienen un mayor valor alimenticio, pero además de las microalgas, también son muy abundantes las partículas microscópicas de carácter detrítico, que son además de muy diversa naturaleza. Lo cierto es que, sean de mayor o menor valor, son partículas de alimento, puesto que, en alguna fracción al menos, se trata de materia orgánica susceptible de ser utilizada por los animales que las retienen e ingieren. Además de la orgánica, también hay materia particulada inorgánica en suspensión y en esa materia suele haber materia orgánica adsorbida. Esa materia forma una fina película en su superficie en la que abunda microflora bacteriana que también constituye una fuente potencial de alimento para los organismos filtradores. Así pues, de un modo o de otro, hay una gran cantidad y variedad de partículas suspendidas en la masa de agua con algún valor alimenticio.
Los animales filtradores pueden ser planctónicos o bentónicos. Son muy abundantes los copépodos (pequeños crustáceos) planctónicos y es muy importante el papel que juegan en las redes tróficas. Los copépodos, así como otros crustáceos planctónicos de pequeño tamaño, sirven de alimento a peces y otros depredadores. Constituyen, de hecho, el nexo trófico entre los productores primarios planctónicos (microalgas) y otros productores secundarios (ciertos peces, por ejemplo).
Los filtradores bentónicos también son de gran importancia ecológica. Los más abundantes son los bivalvos, pero además de bivalvos hay numerosas especies de otros grupos, como esponjas, gasterópodos filtradores, percebes (artrópodos) o ascidias. Los bivalvos no solo son, como se ha dicho, muy abundantes; tienen además una gran capacidad para bombear y filtrar agua. A modo de ejemplo, se puede dar el dato de que un mejillón de un gramo de biomasa (seca y excluida la concha) es capaz de filtrar entre dos y tres litros de agua a la hora, e incluso más. Ese es el volumen de agua que hacen pasar a través de su branquia, ya que es este órgano el que realiza la tarea filtradora en este grupo. Pues bien, eso quiere decir que un bivalvo puede filtrar del orden de
La Ría de Arosa contiene 4.335 millones de metros cúbicos de agua (promediando mareas) y se necesitan del orden de 23 días para renovar esa masa de agua. Es una ría de alta productividad; la biomasa de mejillones cultivados en ella alcanza los 7.000 millones de gramos (masa seca sin contar las conchas). Además de los mejillones cultivados, en la Ría de Arosa también hay poblaciones importantes de berberechos, almejas y otras especies, aunque esas especies no se han computado aquí a efectos de cálculo. Pues bien, esos mejillones filtran 350 millones de metros cúbicos por día, por lo que necesitan del orden de 12 días para filtrar toda el agua de la ría, la mitad del tiempo que se requiere para renovar esa masa de agua.
El Oosterschelde es uno de los mayores estuarios de los Paises Bajos. Como consecuencia de las obras de ingeniería civil realizadas allí para protegerse de tormentas e inundaciones, en la actualidad se encuentra bastante cerrado; es casi como un pequeño mar interior. Contiene un volumen de 2.740 millones de metros cúbicos de agua (la mitad que la Ría de Arosa) y la permanencia de esa agua en su interior es de unos 40 días. La biomasa de berberechos y mejillones que hay en el estuario es de
Los tiempos necesarios para filtrar el volumen de agua contenida en ambos estuarios no son tiempos extremos; en la mayor parte de los estuarios o rías son similares, aunque también los hay más breves y más prolongados. El caso es que esos tiempos ponen claramente de manifiesto cuál es la magnitud del efecto que ejercen las poblaciones de bivalvos, naturales o cultivadas, en los medios que ocupan. Gracias a la actividad filtradora, los moluscos suspensívoros, como almejas, mejillones, o berberechos, retiran de la masa de agua el material particulado, el que surge en el mismo estuario o el que llega del mar o los ríos. A modo de ejemplo, veamos los siguientes datos: los bivalvos de la Ría de Gernika, aun siendo comparativamente muy pocos, filtran cada día 1’2 millones de metros cúbicos de agua y retienen en sus branquias cuatro Tn (masa seca) de materia particulada en suspensión. Gracias a la actividad de esos bivalvos el agua se mantiene más limpia (menos turbia), los nutrientes minerales se reciclan más rápidamente y, como consecuencia de ello, se estimula la producción primaria, por paradójico que esto pueda parecer.
Nota: los cálculos relativos a los volúmenes de agua filtrada por día se han realizado a partir de la información disponible acerca de las tasas de filtración tal y como aparecen en la literatura especializada. Se puede comprobar que la tasa de filtración (litros filtrados por día y por unidad de masa) es mayor en Oosterschelde que en Arosa, lo que es debido a que en Oosterschelde los bivalvos son más pequeños y a que los individuos pequeños filtran (por unidad de masa) volúmenes mayores que los grandes.
En este video se puede ver, en una película acelerada, el efecto que ejerce la actividad filtradora de ostras en la turbidez de una masa de agua:
Y en este otro, también en película acelerada, cómo responden unas almejas a la adicción de fitoplancton al agua en la que se encuentran: