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¡Puños fuera!

Decepticon Ransack

Este es uno de los transformers más interesantes que he conocido mucho tiempo y desde ya ha pasado a ser uno de mis favoritos. Se trata de una de las figuras lanzadas por Hasbro dentro de la segunda oleada de juguetes producida a partir de la película ‘Transformers: Revenge of the Fallen’. Es una figura de la gama Scout Class, que está a mitad de camino en cuanto a tamaño entre las Legends y las más grandes de la serie Deluxe.

Ransack es uno de esos personajes que se cayeron del guión de la película en las reuniones de preproducción después de que se apuntaran unas cuantas ideas interesantes para incluirlo en la trama. En principio iba a ser un Ford T (y de hecho, así aparece muy fugazmente en la serie de fotos que el personaje desquiciado de John Turturro atesora en el sótano de su carnicería) almacenado en el Smithsonian. Al final se optó por un biplano alemán Albatros DIII como su modo vehículo, pero se quedó fuera de la historia. Por lo menos de la de la película, porque aparece en varios cómics editados a partir de la misma.

Sin embargo, Ransack tiene un curioso background. De hecho, nació como un insecticon de la G-1 a partir de un molde fabricado por la firma juguetera japonesa Takatoku en 1985 en una serie que nada tenía que ver con los Transformers. Takatoku cerró y sus moldes fueron adquiridos por Bandai, que al no competir con Hasbro en Estados Unidos los cedió para que fueran fabricados allí y vendidos como Transformers. No así en Japón, donde la casa de los Power Rangers competía con Takara. En fin, que así nació Ransack el decepticon, como un insecticon (de hecho, era una langosta(¡) amarilla y negra).

Su segunda encarnación –G2, en 1994- ya apuntaba la tendencia vintage que le han dado ahora, porque era un muy modificado Vought Corsair de la Segunda Guerra Mundial de color morado. Siendo un personaje muy menor, parece que siempre resultó del gusto de los creadores de transformers, porque volvió como MiniCon en 2003 y como retroexcavadora de fantasía en 2004. Al año siguiente Ransack se reencarnó –remetaliza sería más correcto- en una moto futurista como parte de la serie ‘Cybertron’ de la trilogía ‘Unicron’. Hay un par de modelos en juguete de esta versión del personaje. Yo tengo esta que se ve en esta foto, en modo robot acompañado por el decepticon Scrapmetal.


Ransack volvió a ser un MiniCon en 2008, hasta la llegada de ‘ROTF’, momento en el que aparece la figura de la que hablamos ahora. Como he comentado, es una figura Scout Class. En modo vehículo mide unos 11 centímetros de largo. En su modo robot es muy original y tiene un aire destartalado y ‘steam-punk’ muy logrado. El acabado es muy bueno, muy detallista y la pintura está bien aplicada. A destacar la cabeza, que tiene cierto aire cadavérico y a la que no le faltan los típicos ojos rojos de los decepticones. Tiene bastantes articulaciones, aunque resulta algo complicado de posar. Como defecto, hay que señalar que las piezas se sueltan a la mínima manipulación (durante la transformación casi siempre), por lo que se puede decir que es uno de esos transformers de ‘mírame y no me toques’.


Si el modo robot es interesante, el modo vehículo es estupendo, como se puede ver en las fotos. Es una reproducción bastante realista de un biplano histórico al que se le han añadido un par de detalles de fantasía (la ubicación algo inverosímil de las armas, bajo los planos inferiores). Un detalle que me ha gustado mucho es que la cabeza se convierte en parte del motor del avión y queda muy bien integrada. Es un bonito detalle el que el emblema de la causa decepticon esté pintado en los planos superiores, como lo estaban los emblemas de los cazas de la Primera Guerra Mundial.

En conclusión, este transformer es una bonita figura de colección, bien acabada y que luce estupendamente en modo robot y, sobre todo, en modo vehículo.

Consejo para papá y mamá: Aunque es una figura muy bonita y original, este Ransack falla como juguete para los chavales. Es demasiado frágil y las piezas se sueltan con facilidad. Está indicado para mayores de 5 años, pero a poco que vuestros niños y niñas sean muy guerreros el robot acabará mutilado tras la primera batalla doméstico infantil en la que participe. Además, la transformación es bastante complicada (como de costumbre, las ‘instrucciones’ no es que ayuden mucho). Sólo para críos muy cuidadosos con sus juguetes. De esos que los siguen coleccionando cuando cumplen los 40 años 😉

Por Wu-Fei Chang

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