>

Blogs

Pakea Bizkaia

Pakea Bizkaia

Oteando el horizonte

La búsqueda de ballenas y otros cetáceos en la mar no es tarea fácil. Después de conocer a Richard Sears, científico y gran experto en el Golfo de San Lorenzo, nos señaló en la carta varias posiciones donde teníamos posibilidades de encontrar mamíferos. Siempre recordándonos que nunca es seguro, que van nadando de una zona a otra en busca de aguas ricas en comida. Un día pueden estar merendando al sur de la isla de Anticosti y decidir moverse al de unas horas para desayunar al oeste.

Pero sí que hay algunos factores y características del fondo marino que nos pueden hacer tener más papeletas a la hora de verlas. Suelen nadar y alimentarse normalmente donde hay gran diferencia de profundidad, zonas en las que la corriente es mayor y el choque de aguas con temperaturas de frío y calor hace que sean ricas en alimento. De esta manera, seleccionamos con nuestro sistema de navegación a bordo del PAKEA BIZKAIA el modo “carta de pesca” que nos marca con claridad el relieve submarino.

Buscamos montes marinos donde la pendiente sea más pronunciada y hacia allí nos dirigimos. Es también importante para tener éxito no hacer ruido excesivo a bordo, y aunque se pueden acostumbrar al ruido del motor, prefieren y así lo muestran, acercarse cuando navegamos a vela. Pienso que verán el casco de nuestro velero como una nueva compañera con la tripa verde, del tamaño de una gran ballena que lleva en su lomo a unos humanos; pues no me queda ninguna duda de que nos conocen y reconocen. Tras siglos de perseguirlas y cazarlas ellas no olvidan fácilmente, y menos, tratándose de uno de los seres más inteligentes y con un sistema de comunicación tan desarrollado, así como su distribucion y organización en diferentes “clanes familiares”.

Los primeros soplos o respiraciones de las ballenas nos anuncian su presencia con la consiguiente sonrisa a bordo de todos los tripulantes. En absoluto silencio nos vamos acercando, quizás son ellas las que nos observan y su curiosidad les lleva a acercarse cada vez más. Tres rorcuales aliblancos, de unos 10 metros merodean por la popa, nadando muy despacio mientras nosotros estamos casi parados a dos nudos de velocidad. Pasan varias veces dando tiempo a nuestro cámara a “cazarlas”, siglos después, sólo con nuestro objetivo.

Cada cierto tiempo, que varía entre un par de minutos o 20, salen a respirar, y si lo hacen a barlovento del barco, el aire huele a mar y a marisco, mi olfato me permite olerlo a bastante distancia. Cuando se produce uno de estos encuentros vuelan las horas y se congelan los momentos. Segundos que quedan grabados en nosotros, momentos mágicos.

Cuando ya nos quedamos casi sin luz, parece que ya se han ido a “dormir”, me quedo a solas con Jaime hablando en tono relajado junto al timón en el costado de estribor cuando un ruido ¡Fussssshh! y un soplo a menos de un metro nos da un susto que nos hace gritar ¡Una cría de rorcual se quiere sumar a la conversación!

Espero que en los próximos siglos consigamos fortalecer esta relación con los ballenas y podamos llegar a conocerles más y mejor. Estoy seguro de que tienen historias interesantes que contarnos, no olvidemos que llevan varios millones de siglos más que nosotros habitando el Planeta.

Me impresiona saber que tan solo quedan unos 400 ejemplares de la ballena franca o de los vascos en el Atlántico Norte, con un ritmo de crecimiento inferior a 20 crías por temporada…

Hoy probaremos suerte de nuevo.

Unai.

Temas

El blog de Unai Basurko y su tripulación

Sobre el autor


julio 2011
MTWTFSS
    123
45678910
11121314151617
18192021222324
25262728293031