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Pakea Bizkaia

Pakea Bizkaia

¡Zarpamos!

Ayer zarpamos del puerto de Nuuk, en una de esas ocasiones, en las que hacerse a la mar es pura satisfacción. Largamos las amarras, primero las de proa, ya que el viento lo tenemos soplando flojo de popa y por ultimo ayudándonos del trabajo del spring de proa para separar la popa del mercante a quien como un amigo permite dormir en su casa, hemos estado abarloados esta noche. El motor a 1.000 rpm, hace girar la hélice y Gon , el último tripulante, de un salto medido, certero, sencillo y sin riesgo, sube a bordo. De esta manera damos por terminada nuestra estancia en la capital de Groenlandia.

Se estiban las defensas junto con los cabos de amarre en el pañol de proa, todo debe ir bien recogido, ya que cuando se llega a puerto es importante que sepamos subir a cubierta justo lo que necesitemos: amarras, defensas y el imprescindible bichero, brazo largo de metal que nos acerca al muelle o a otro barco.

La tripulación coordinada y por tanto prácticamente sin hablarse, retira la funda que protege la vela mayor de los rayos de sol y la lluvia. Se coloca el grillete de la driza que sirve para subir la vela principal hasta el tope del mástil. El patrón busca un lugar protegido del viento y dirige la proa hacia allí. Con el barco prácticamente parado, tres tripulantes se turnan para darle vueltas al winche haciendo más fácil el esfuerzo.

Con un grito desde popa que da el ok a la altura adecuada de la vela, Andrea comienza a cazar la escota de mayor. Son varios metros de cabo, que consiguen poner a trabajar la vela mayor… el PAKEA BIZKAIA sale del socaire y empieza a sentir el viento en sus velas y el pasar del agua bajo su quilla. Asier apaga el motor. Y es entonces cuando nos fundimos con la naturaleza que nos envuelve, pequeñas islas a estribor, algunas aves jugando con el viento y un ligero murmullo de la ola que se crea a nuestro paso. Desplegamos el Yankee, la vela de proa. La velocidad aumenta a 9 nudos, pero seguimos navegando cómodos empujados por una marea vaciante que nos adentra en la Mar.

Regresamos a nuestro pequeño Mundo en donde algunos volvemos a sentirnos marinos, porque como escribió Joseph Conrad, “los puertos pudren los barcos y mandan a los marinos al infierno”.

Por proa 230 millas, rumbo Sur, destino Fiordo de Narsaq .

64 N 50 W

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