‘Long train running’ constituye una inyección de energía que nos llegó sobre raíles en 1973. La legendaria banda californiana The Doobie Brothers consiguió con este tema el gran hit de su carrera, toda ella cargada de éxitos pinchados con una dependencia casi similar a la de la drogadicción por todas las emisoras de radio mundiales en las décadas del pasado siglo que empezaron por siete y ocho.
Este tema funk rock escrito por el guitarrista, vocalista y fundador del grupo Tom Johnston es un ejemplo perfecto del sonido característico de los Doobies, basado en armonías vocales, guitarras y percusiones trepidantes. La introducción corre a cargo de una guitarra inconfundible, que ya te hace presagiar que lo que viene a continuación merecerá la pena.
Y es así como se anuncia la poderosa voz negroide de tintes soul del líder que, a continuación, se abre paso como un torrente para imponer un ritmo que realmente te traslada a un ferrocarril que rueda a toda máquina por los inmensos campos desiertos de Estados Unidos. Hasta parece que el solo de armónica con sabor a blues, que se asemeja al silbido de la locomotora, transcurre traviesa a traviesa.
La idea no era nueva, ya que Johnston trabajó sobre una estructura que había compuesto años atrás como pieza instrumental y que podía escucharse en las actuaciones en directo del conjunto, pero que nunca se llegó a plasmar en una grabación.
Para The Doobie Brothers se trataba de un mero divertimento, sin demasiada calidad. No opinaba así su productor, Ted Templeman, que convenció a Johnston para que adornara aquella melodía con una letra y así convertirla en una canción que bebiera de clásicos como James Brown y Chuck Berry. Sin duda, acertó.
Así lo debieron pensar también los millones de melómanos que, nada más conocer la existencia de ‘Long train running’, se acercaron a las tiendas de discos para hacerse con un ejemplar del single. Las estadísticas aseguran que fueron millones, porque el vinilo se catalogó como multiplatino, al tiempo que rápidamente llegó a los puestos altos de la lista de éxitos norteamericana Billboard Hot 100.
Esa repercusión se logró a 45 revoluciones por segundo, pero ¿y las actuaciones en vivo? ‘Long train running’, en mi opinión, mejora cuando se enfrenta cara a cara al público. El directo de los de San José siempre es demoledor. Ante sus seguidores la interpretación de la canción de la que hoy hablamos derrocha maestría y entrega.
En vivo los Doobies se convierten en una orquesta que consigue que guitarras, percusiones y vientos invadan las mentes de los presentes. El disfrute está garantizado, como en esta maravillosa actuación que los californianos firmaron en 2004 en Wolf Trap de Washington D.C.
LETRA
A la vuelta de la esquina
a media milla de aquí
miras los trenes de largo recorrido
y los ves desaparecer
¿Sin amor dónde estarías ahora?
Sin amor
Sabes que vi a la señorita Lucy
a lo largo de las vías
ella perdió su casa y su familia
y no va a regresar
¿sin amor dónde estaría ahora?
Sin amor
Bien, a la central de Illinois
y a la central del transporte del sur
tengo que seguir avanzando mamá
porque sabes que ellos van retrasados
¿Sin amor dónde estarías ahora?
Sin amor
Los pistones siguen girando
y las ruedas dan vueltas y vueltas
y los rieles están duros y fríos
y no hay montañas abajo
¿Sin amor dónde estarías ahora?
Tengo que llegar nena
quieres bajar
sin amor
sin amor
Johnston confesó en una entrevista que la letra, no excesivamente lograda, llegó a su mente mientras estaba sentado en el inodoro de los estudios de grabación. Su interpretación ha sido confusa, creándose a su alrededor una incertidumbre que The Doobie Brothers nunca ha querido despejar. Lo más fácil es pensar que hablamos, como no, de desamor y de la necesidad de huir cuando sufrimos una herida sentimental. Poner tierra de por medio, a pesar de que no sana, sí atenúa el dolor, según dicen, aunque algunas experiencias lo desmienten hasta de forma empírica.
Otra interpretación de ‘Long train running’ nos podría también llevar a divagar sobre la teoría del trayecto de la vida, aunque, desgraciadamente, ésta no siempre sea un tren de largo recorrido. Sí es verídico que en ella hay que atravesar estaciones, deteniéndote en unas y pasando de largo por otras.
Hay quien no coge nunca el tren, o al menos el adecuado; quien lo pierde, quien no tiene valor para subirse. Algunos pasan un sola vez, otros tienen destino incierto y hasta los hay que llevan a una aventura en que nos embarcamos de forma inconsciente, pensando que nada tenemos que perder. Pero no existe ningún recorrido que muestra su destino hasta que llegamos a él. El problema surge, en la mayoría de los casos, cuando el retorno es complicado o imposible.
Algunos somos de los precavidos, hasta miedosos nos llamarían, y optamos por quedarnos en el andén y limitarnos a ver pasar los trenes sin cogerlos. Sólo nos subimos a los que nos obliga la vida, transitando por las distintas estaciones que nos depara nuestro futuro.
Existe también el riesgo de acomodarnos en el andén. Allí nos sentimos seguros, cómodos. Además, creemos que siempre pasará un tren y que a alguno nos subiremos. Pero en la vida hasta el tránsito ferroviario llega un momento que se detiene. Las oportunidades se acaban.
VERSIONES
En 1992 el grupo madrileño LA UNIÓN la interpretó en castellano con un resultado excelente.
Diez años antes, la banda italiana TRACKS recuperó el éxito de los Doobie Brothers para otra generación con una interpretación disco.
También las chicas de BANANARAMA incorporaron este tema a su repertorio. Lo hicieron en 1991, con los Gypsy Kings –bajo el seudónimo de Alma de Noche– a la guitarra flamenca.
El rockero serbio DEJAN CUKIC grabó una versión en 1995 bajo el título ‘Dugo putovanje vozom’.
‘Long train running’ está incluida en el videojuego de baloncesto NCAA March Madness 06 interpretada por la banda universitaria de música GSU TIGER MARCHING BAND. Sin embargo, en este vídeo aparece en los prolegómenos de un partido de fútbol americano disputado en 2013.
Tom Johnston (guitarra y voz), John Hartman (batería), Pat Simmons (guitarra y voz) y Dave Shogren (bajo) se reunieron en 1970 para fundar en la ciudad californiana de San José THE DOOBIE BROTHERS, una de las formaciones más comerciales del rock norteamericano de los setenta y ochenta, que tomó el nombre del argot local para referirse a los cigarrillos de marihuana.
Desde la grabación del primer LP en 1971 sus ventas han sido millonarias, combinando éxito comercial con calidad en todos sus trabajos, pese a los abundantes cambios que se dieron en su formación, tanto cuando se establecieron en San Francisco como cuando lo hicieron en San Anselmo. Hubo momentos en que incluso llegaron a tocar con cuatro baterías, pero lo habitual era que utilizaran dos para garantizar percusiones trepidantes.
La cúspide de su fama llegó en febrero de 1980, al cosechar cuatro premios Grammy. No obstante, cuando parecía que atravesaban su momento más dulce, un año después anunciaron su disolución para emprender carreras en solitario. Esporádicamente volverían a juntarse más tarde y de hecho todavía pululan por el horizonte musical norteamericano.
Este grupo inclasificable, que bebió del country rock, del boogie rock, del funk o del góspel, nos deja para el recuerdo maravillosas obras musicales como ‘Listen to the music’ (1973), la mencionada ‘Long train running’ (1973), ‘China groove’ (1973), ‘Black water’ (1975), ‘Take me in your arms’ (1975), Takin’ it to the streets’ (1976), ‘What a fool believes’ (1979), ‘Minute to minute’ (1979) o ‘Real love’ (1980).