Está canción no estaba prevista. Es más, ni siquiera la conocía hasta hace unas escasas horas. La descubrí de casualidad porque había sido utilizada como fondo de un vídeo sobre una temática alejada de la música que me remitió un amigo. Y me ha cautivado la versión que Brenda dos Santos ofrece de esta preciosa composición del maestro Leonard Cohen.
Como con casi todas las creaciones del genio canadiense nunca ha quedado clara la idea que quería transmitir. Habla de referencias bíblicas. Ello ha hecho pensar inmediatamente a muchos que se trata de una canción cristiana, pero no parece ser así. Lo que resulta innegable es que es un tema espiritual. Simplemente Cohen recurre a la simbología judeo-cristiana para expresar la gloria y la pena de vivir.
Habla sobre una relación de amor con drástico desenlace, tan fatal como suelen ser todos los finales de historias donde el amor ha sido verdadero. Cohen, poeta ante todo, describe con genialidad el paralelismo de utilizar la figura del rey David, monarca de los judíos como el cantautor, y el mal que éste le hizo a su esposa al irse con otra mujer para finalmente arrepentirse y pedir perdón a Dios. Aleluya, alabado sea el señor.
Cohen, recientemente premiado con el premio Príncipe de Asturias, la publicó en 1984 pero pasó prácticamente desapercibida al gran público y sólo sus seguidores la apreciaron en su justa medida. Volvió a la actualidad después de que la película ‘Shrek’ la incluyera en su banda sonora en la versión de Rufus Wainwright y porque la joven Alexandra Burke ganara con este tema el programa televisivo británico ‘X Factor,‘ un reality al estilo de ‘Operación Triunfo’.
Pero a mí la versión que realmente me ha hecho temblar es la ofrecida por Brenda dos Santos, un meninha brasileña surgida también de un programa televisivo de su país embarcado en la búsqueda de nuevos talentos.
http://youtu.be/M0EE_7wZ13M
He oído que existe un acorde secreto
que David solía tocar y que agradaba al Señor.
Pero tú realmente
no le das mucha importancia a la música, ¿verdad?
Era algo así como
la cuarta, la quinta
cae la menor y sube la mayor.
El rey, confundido, componiendo un aleluya.
Aleluya…
Tu fe era fuerte, pero necesitabas una prueba.
La viste bañarse en el tejado.
Su belleza, y el brillo de la luna, te superaron.
Te ató a la silla
de su cocina.
Rompió tu trono,
y cortó tu pelo.
Y de tus labios arrancó un aleluya.
Aleluya…
Dices que tomé su nombre en vano.
No conozco siquiera su nombre.
Pero si lo hice, bueno, realmente, ¿qué significa para ti?
Hay un resplandor de luz
en cada palabra.
No importa la que hayas oído.
La sagrada o la rota. Aleluya.
Aleluya…
Hice lo mejor posible, no fue mucho.
No podía sentir, así que intenté tocar.
Dije la verdad, no te tomé el pelo.
Y aún así todo salió mal.
Permaneceré ante la oración del Señor,
sin nada en mi lengua más que el aleluya.
Aleluya…
También le han dado su toque personal Jeff Buckley, John Cale, Alexandra Burke, Kate Voegel, Bon Jovi, Allison Crowe, Katherine Jenkins, Il Divo, Justin Timberlake y Bob Dylan. Todas tienen su interés aunque el propio Cohen recomendó la del norteamericano Jeff Buckley, desgraciadamente ya desaparecido, al decir que «yo fui el que escribió esa canción, pero definitivamente es suya».
Y por último, no podía faltar la del genio. La original de Leonard Cohen.
http://youtu.be/a3Fkuq5Lf0Q
Letícia Brenda dos Santos cumplirá dieciocho años en noviembre. Esta promesa brasileña, dotada de una voz impropia de su edad, comenzó a cantar ya a los tres años y ha crecido siempre rodeada de música. La humildad, el carisma y la simpatía que derrama cada vez que interpreta un tema han cautivado a los amantes de la música de su país y, poco a poco, su seducción ante los micrófonos trasciende de sus fronteras.
Cuando sólo tenía quince años participó en el ‘Programa Raul Gil para jóvenes talentos’ y se llevó el triunfo, premiado con la grabación de un disco. Inmediatamente fue contratada por la multinacional discográfica japonesa Sony.
El resto de su historia aún está por escribir.