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Mauricio Martín

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Alcaldesa cañí

La alcaldesa de Fuengirola, Esperanza Oña, aquí arriba en una Harley, ha vuelto a dictar un bando limitando el repertorio musical para las fiestas. Y creo que para la pose no le pueden poner la música adecuada, para empezar porque estaría en inglés y podría ser heavy.

Entiendo el objetivo que busca la norma municipal, pero me asustan los fallos de concepto y expresión que se traslucen. Jurista no es el que lo ha redactado, ni filósofo, pero tampoco muy avisado: Se autorizan todas las músicas, siempre que estén interpretadas en español, pero bajo ningún concepto se permitirá la ambientación musical con rap, funk, alternativa, hip hop, metal, heavy metal, country, ritmos latinos… ¿Y si se trata de heavy en español? ¿Tampoco se puede ambientar con música no cantada? ¿El flamenco no podría ser calificado de folk, casi country stricto sensu? ¿España no podría ser un país latino?, al final, nuestra lengua es latina…

En fin… Pásate por la Aste Nagusia de Bilbao y verás lo que es bueno… entre lo latino y los restos de rock radikal basko no iba a pasar ni una por el filtro (quizá La Ochoa)



Isabel Ibáñez se da un paseo por la historia hoy en El Correo:

Lo de Fuengirola es muy heavy

En la feria solo puede sonar música en español y la alcaldesa prohíbe casi todo menos el flamenco. El año pasado multaron con 750 euros a la Peña Comunista por pinchar ritmos latinos

:: ISABEL IBÁÑEZ

Fuengirola (Málaga) se ha convertido estos días en la comidilla de las redes sociales gracias a un bando que, sin ser nuevo (lleva vigente cinco años) ha sorprendido al resto del país. Es el texto que regula la música que debe sonar en las casetas de feria -que ha de ser sí o sí en español- y que incluye la prohibición de “pinchar” unos cuantos géneros; más o menos todos aquellos que se alejen demasiado del flamenco o el “flamenquito” (curiosamente ni mencionan el rock y el pop). Se hace saber: «Se autorizan todo tipo de músicas siempre que estén interpretadas en español. Bajo ningún concepto se permitirá la ambientación musical con los siguientes géneros: funk, rap, reggaeton, electrónica, metal, alternativa, hip hop, reggae, heavy metal, country, punk, gótica, ritmos latinos en general». Amparándose en esta concreción… ¿Qué hacer entonces con el inevitable “Corazón latino” de Bisbal? ¿Vale pinchar las “Maneras de vivir” de Leño?

Lo de los ritmos latinos resulta gracioso también porque un spot promocional de la alcaldesa, Esperanza Oña (PP), utiliza un merengue con esta letra: «En Fuengirola, con ritmo propio, y con Esperanza Oña, aquííí. En Fuengirola, con Esperanza, mamá, con ritmo propio, ¿oíste papi?». En las imágenes, entre mucha gente moviendo las caderas de forma sabrosona, sorprende ver a un hombre con un embudo traspasando lo que parece ser vino de una botella de plástico a otra. En otro momento sale Darth Vader apuntando con su dedo amenazador. Al margen de esto, fuentes del Ayuntamiento dicen «no entender la polvareda que se ha levantado con esta historia que no es nueva y que aquí respalda todo el mundo». La pregunta es qué comentarios podrían haberse oído en ese Ayuntamiento malagueño si el protagonista hubiera sido un municipio catalán, gallego o vasco con un bando autorizando en sus fiestas solo temas en catalán, gallego o euskera: «No es lo mismo -prosigue el portavoz de la Alcaldía de Fuengirola-, eso tiene un componente nacionalista».

Alegan que se trata de preservar el espíritu de una feria flamenca con mucha tradición, más de 150 años, dicen, y que intentan evitar que se convierta «en una discoteca». «Fue la propia Federación de Peñas la que nos pidió que concretáramos el tipo de música y nosotros solo les hemos hecho caso». Ya, ¿pero, si son las propias peñas las que lo piden, por qué no lo ponen en práctica ellos y ya está, evitándose la polémica que generan siempre las prohibiciones? «Bueno, quizás es que hay alguna caseta que se lo salta», contestan. Sí, se refieren a la de la Peña Comunista, porque aunque desde el consistorio minimizan el asunto diciendo que se trata de una medida «lexible» que no se «vigila de forma marcial» y que no busca sancionar por sancionar, los agentes de la ley multaron el año pasado a esa caseta. Lo cuenta uno de los dos representantes de IU en el consistorio, José Miguel López (el PP tiene 18 y el PSOE cuenta con 5): «El año pasado nos pusieron una multa de 750 euros. Estamos con el tema de las alegaciones porque no queremos pagar. Cuando pasó la Policía estábamos poniendo un tema latino. Que eso puede suponer un 10% de la música que se pincha, porque el 90% son canciones de la tierra, esto es una feria andaluza y eso surge de forma natural. Y es verdad que hay que respetar la tradición, pero, habrá que dejar un pequeño espacio para poder satisfacer otros gustos, ¿no? Falta un poco de tolerancia».

Evitar «el estruendo»

Fuentes del PP insisten en que el tema no es estricto: «Vamos a ver, tampoco vamos a poner una multa porque suene Pablo Alborán (cantante malagueño de pop, género que en realidad no han incluido en la lista). Lo que se pretende evitar es el estruendo». Aunque las sevillanas a buen volumen no sirvan precisamente para amansar a las fieras. Recuerdan que esta medida se «aprobó por unanimidad». En realidad lo que se firmó en 2008 sin voces discordantes fue la ordenanza que «en términos generales», según el edil José Miguel López (IU), habla de que se podría regular el ambiente ferial: «Nosotros ni teníamos representación. Después, la Alcaldía saca el bando con esas concreciones que nos parecen un disparate, ridículo», una opinión compartida por los socialistas.
López desvela que este año el Ayuntamiento ha llegado a contratar «un hilo musical para las carpas junto a la feria que cuesta 25.000 euros, que pagamos todos, para que todas pongan la misma música. La alcaldesa quiere imponer su criterio no solo en esto, sino en toda la ciudad. Me recuerda bastante al “1984” de George Orwell». ¿Qué va a hacer este año la Peña Comunista? ¿Acaso provocar pinchando Metalica? «No, respetaremos el bando, pero seguiremos mostrando nuestra indignación».

Por Mauricio Martín

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