El Papa Francisco sigue, de momento, haciendo gestos que complacen al público en general y, como en este caso, a algunos en particular.
Yo hubiera preferido verle dando una vuelta a la plaza de San Pedro sobre la Harley blanquísima, tan digna o más de autoridad que el helicóptero en el que se retiro Benedicto, o el papamóvil mismamente.
Lo más incómodo es lo de tener que ir de blanco, con lo sucio que es… la carbonilla, barro, manchas de grasa… casi creo que lo de las motos es más de cardenales…