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Mauricio Martín

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Efrén Vázquez, de Rekalde al cielo

¿Cuántos años hacía que no veíamos a un vizcaíno en un podio del mundial de motos? Desde aquellos tiempos heroicos de Herri Torrontegi, ay aquel 1989 con dos primeros en Jerez y Brno, y los terceros de Alemania e Italia. Y de Bilbao… es el primero, si no me equivoco, y encima de Rekalde. Yo, que soy vecino de Irala, le habré visto unas cuantas veces a la salida del Instituto de Eskurtze. Hijo de motero, al final ha salido, uno de los poquísimos elegidos.

Dejo a mi compañero Juan Pablo Martín que os cuente lo que le ha costado:

El talento se sirve en plato frío
12.04.10 – 02:46 –
J. P. M. | BILBAO.

Al de Rekalde le ha costado tres años aprender para estar entre los mejores

Efrén Vázquez | Piloto

Dentro de la competición tiene como referencia a pilotos como Dani Pedrosa y Rubén Xaus
En la estantería de cristal que preside el centro del salón de su casa, donde aglutina la mayor parte de reconocimientos y trofeos cosechados a lo largo de su carrera, hacía tiempo que no había movimiento. El último que se colocó fue el del Campeonato de España logrado hace un par de años. Desde entonces no había hecho falta hacer muchos más huecos. Basta echarle un vistazo para comprobar que, desde que comenzó a competir con ocho años, Efrén Vázquez respiraba gasolina por todos sus poros. Le viene de familia. Colecciona un buen puñado de títulos de Vizcaya y de Euskadi de minimotos, modalidad en la que fue tercero en el Nacional. Lo que muy pocos saben es el esfuerzo que ha supuesto conseguirlo. En 2004, Alberto Puig le seleccionó entre 300 aspirantes para la Movistar Junior Cup. Su trayectoria era la correcta pero, tras un cuarto puesto en el Nacional con dos podios incluidos en 2005, un año más tarde se fracturó la clavícula y muchas de sus opciones a seguir dentro del motociclismo se fueron al traste.

Como buen seguidor de la saga de ‘Rocky’, el piloto de Rekalde aprendió entonces a encajar golpes. No sólo los físicos al verse descabalgado de la moto, sino también en los despachos. Quería seguir pero necesitaba un patrocinador que le apoyara. Su futuro ya no dependía de él. Ya no era sólo abrir gas en cada curva y jugarse el tipo en un adelantamiento. Concienzudo, Efrén buscó. Hasta que el destino quiso que se cruzara en su camino Herri Torrontegui. De repente, el semáforo en rojo comenzó otra vez la cuenta atrás, y según se apagaban cada una de las luces el vizcaíno adivinó otra vez la recta de salida con claridad.

Un rayo de luz

Debutó en el Mundial en 2007 en Donintong Park sobre una moto del ‘cuarto de litro’. Le quedaba grande, pero fue el primer paso para conocer de cerca cómo se las gastan en la élite. La siguiente temporada corrió en 125cc. Así comenzó su preparación para el combate decisivo. Como hiciera ‘Rocky’. Esto iba en serio y eran pesos pesados. El gato Isidoro, al que tanto cariño tiene desde que su abuelo le regalara un muñeco del felino cuando tenía dos años, volvió a sonreír sobre su casco.

Han hecho falta tres años de aprendizaje para que un piloto vasco vuelta a la élite. 1.095 días desde que cató el Mundial por primera vez, compaginando alegrías y sinsabores. Desde la quinta plaza del Gran Premio de España en 2009 -su mejor resultado hasta ayer-, hasta la grave lesión en Cheste de la pretemporada pasada. Vázquez ha pasado por todo lo que se puede pasar. Pero como superviviente nato ha sabido resurgir. Porque el talento se sirve en plato frío.
El mayor de dos hermanos, tremendamente maniático, es incapaz de conciliar el sueño si en su habitación no entra algo de luz procedente de la calle. Tiene buena mano para el dibujo y le gusta ir al cine cuando concluye su trabajo en el box porque le ayuda a desconectar y le relaja. Dentro de la competición tiene como referencias a Dani Pedrosa y Rubén Xaus.

Sabe dónde se mueve y controla todo lo que le rodea. Y como a él le ha costado llegar no escatima a la hora de regalar una buena parte del material con el que corre, aunque ha llegado a reconocer que algún día llegara a arrepentirse de ello. De lo que seguro nunca se desprenderá será de la copa que le dieron ayer. Esa ya tiene un hueco de honor en la estantería de cristal que preside el centro del salón de su casa. La primera con la chapa grabada con el logo mundialista. Seguro que ya piensa en las próximas. Efrén sabe esperar.

Hace año y medio El Correo publicaba un reportaje contando cómo se preparaba a diario para cada carrera del mundial, léelo aquí.

Pero lo mejor para mí es recordar cómo en el 2004 un par de chavalines de Rekalde -uno con más suerte que otro-, ya dejando la competición, vieron una oportunidad con la Movistar Junior Cup:

El Correo
23.05.2004

Aitor y Efrén, a todo gas

Pese al estado de postración que vive el motociclismo vasco, dos jóvenes bilbaínos han sido elegidos entre 5.000 aspirantes para disputar la MoviStar Junior Cup, antesala del Mundial

JON AGIRIANO

BILBAO

El jueves por la mañana llegaron a Montmeló dos autocaravanas procedentes de Bilbao. Los viajeros no eran simples aficionados a las motos dispuestos a pasar el fin de semana disfrutando del espectáculo de la velocidad, del rugido de los motores y de ese cóctel de gasolina, asfalto y goma de neumáticos que conforma el aroma de los circuitos. Eran dos pilotos -Efrén Vázquez y Aitor Aznar- y sus respectivos equipos, y el motivo de su presencia en Montmeló no era otro que participar en la primera carrera de la MoviStar Junior Cup, el trofeo en el que se concentran los sueños de las mejores promesas del motociclismo español.
Dicho así, todo parece de lo más normal. Que dos jóvenes pilotos se desplacen a un circuito a disputar una carrera no tiene, en principio, nada de extraño. Todo lo contrario. Lo que hace excepcional el caso es que los pilotos son de Bilbao y de todos es sabido que, desde la retirada de Herri Torrontegi hace casi una década, el motociclismo vasco es un secarral. Sin sponsors, sin un circuito donde rodar y sin apoyo institucional -las Diputaciones consideran peligroso este deporte y no ofrecen ninguna vía de financiación-, ser piloto en Euskadi es una heroicidad. De esta manera, aquellos que lo consiguen, aunque sea durante una breve temporada, se sienten por un lado orgullosos de su tenacidad y por otro raros, como una anomalía del paisaje deportivo local. Efrén Vázquez da con el ejemplo justo.
-«Somos como el equipo de bobsleigh de Jamaica»-, asegura, con una mueca irónica.

Sin presupuesto

A principios de año, tanto Aitor como Efrén, que curiosamente son compañeros en el instituto Eskurze del barrio bilbaíno de Irala, habían abandonado las motos y no albergaban demasiadas esperanzas de volver a ellas. Ni su afición desbordante desde niños -ambos son hijos de padres moteros, de esos que van a concentraciones y se devoran la revista ‘Motociclismo’ según llega al kiosko-, ni su talento contrastado ni el impulso juvenil de sus 17 años eran argumentos suficientes para continuar. Aitor Aznar llevaba un año entero sin competir -2003 se lo había pasado en blanco tras participar en el campeonato de España de 125cc en 2002- y comenzaba a destilar una sabia resignación ante la cruda realidad.

-«No había pasta y eso no tenía solución, así que tenía que aguantarme»-, recuerda.
También Efrén Vázquez había guardado en un cajón el mono de cuero, las botas, el casco y los guantes. Tuvo que hacerlo justo después de ganar el trofeo RAFE 125. Dicho de otro modo: tras subir a lo más alto del cajón, le llegó el bajón.

-«Necesitábamos unos 60.000 euros para seguir y no teníamos ese dinero», explica, no sin antes recordar los sacrificios que su padre, fontanero de profesión, y su madre llevaban haciendo toda la vida para que él pudiese correr.

Así las cosas, la convocatoria de la MoviStar Junior Cup se presentó para ambos pilotos como la última oportunidad de cumplir el sueño que acarician desde que, con apenas seis años, se subieron por primera vez a una minimoto con la intención de ir más rápido que nadie: disputar un Mundial. Animado por sus padres y por su hermano Iñaki, que también fue piloto y tuvo que dejarlo por falta de presupuesto, Aitor Aznar se inscribió en esta competición que organizan Telefónica y Dorna y supervisa el equipo de Alberto Puig. Efrén Vázquez, gracias al patrocinio de la empresa constructora SCEYC, pudo hacer lo mismo.

-«La verdad es que no pensaba apuntarme, pero un mecánico se lo comentó a mi padre y éste me dijo que, si conseguía el dinero para ir a las carreras, que adelante. Y al salir lo de SCEYC pues nos animamos»-, informa.

No fueron los únicos, desde luego. Más de 5.000 jóvenes de entre 14 y 18 años echaron su solicitud, acompañada de un completo currículum deportivo. La Copa MoviStar era una tentación muy poderosa. Era la Oportunidad. Así, con mayúsculas. De ella salió hace tres años una estrella como Dani Pedrosa y luego otras perlas como Joan Olivé, Alvaro Bautista o Julián Simón. Ante la imposibilidad de organizar una prueba tan multitudinaria en un circuito, los organizadores realizaron la primera gran criba analizando el palmarés de los aspirantes. Efrén y Aitor tenían experiencia y buenos resultados tanto en minimotos como en la Copa Aprilia y en 125, por lo que no tuvieron problemas para pasar el primer corte y clasificarse entre los 281 pilotos que fueron seleccionados para ser examinados sobre una moto por Alberto Puig y sus asesores.

La ilusión creciente

Las pruebas se realizaron en el circuito del Jarama durante los días 15, 16 y 17 de marzo. Sobre una Honda CB500 de calle -sólo le faltaban los retrovisores- los pilotos, a razón de 140 el lunes y otros 141 el martes, rodaron una tanda de 20 minutos por la mañana y otra por la tarde.
-«Nos tocó rodar el mismo día y nos vimos allí. Efrén y yo nos conocemos de las carreras y del instituto, pero ninguno sabía que el otro se había apuntado. Al acabar, volvimos a casa sin saber nada. El martes, a eso de las siete, nos llamaron para que volviésemos al día siguiente. Habíamos quedado 49 y tenían que hacer la selección final de los 22»-, rememora Aitor.
De nuevo en el Jarama, había que darlo todo. Alberto Puig y Alex Batlle, el director técnico de la MoviStar Junior Cup, se apostaron en el muro del pit-lane mientras sus colaboradores se repartían por diferentes sectores del circuito. El antiguo piloto catalán sólo les dio un consejo.
-«Rodar y rodar, sin caeros».

Y con la misma Honda CB500 del primer día Efrén y Aitor rodaron al límite. Su elección dependía en un 90% del crono que marcaran y en un 10% de la intuición de los organizadores, así que no era cuestión de andarse con remilgos al abrir gas. Por la tarde, llegaron las buenas noticias para los dos jóvenes bilbaínos. Estaban entre los 22 elegidos.
-«Nos lo dijeron allí mismo. Nos sacaron una foto y nos tomaron las medidas para los cascos, los guantes y el mono»-, comenta Efrén.

Desde aquel día, la ilusión de los dos ha ido creciendo, macerándose, superando todos los imponderables, que han sido unos cuantos. Y es que tanto Aitor como Efrén van a disputar la MoviStar Junior Cup en unas condiciones que convertirían en una proeza -ya lo ha sido, de hecho, su clasificación- su subida al podio. La preparación que han realizado estos meses no ha podido ser más exigua. Salvo el entrenamiento que realizaron con la Honda CBR 600 RR en Valencia junto a los otros 20 seleccionados, ninguno de los dos había rodado en un circuito durante el último año. Aitor estuvo a punto de hacerlo el domingo pasado en Pau (Francia), la pista más cercana a Bilbao. El mecánico José Alonso le había prestado una CBR600 de segunda mano, pero la lluvia le impidió entrenar.
-«Me quedé con las ganas»-, se resigna este joven de Irala, estudiante de segundo de Bachillerato y gran aficionado a los ordenadores.

Las adversidades

Efrén Vázquez lo tiene todavía peor. Pequeño y fornido, con un cuerpo que podría ser tanto de gimnasta como de piloto, este alumno de cuarto de ESO residente en Rekalde no dispone de moto para entrenar. Cuando se le pregunta qué ha hecho entonces para prepararse de cara a la carrera de hoy en Montmeló dice que nada, que un poco de bicicleta estática para mantenerse en forma, una visita al karting de Güeñes para inyectarse velocidad y algo de mountain-bike y de surf en Ajo (Cantabria).
-«Tenemos un módulo en un camping»-, informa.
Con estos condicionantes tan adversos no parece que estas dos promesas del decrépito motociclismo vasco tengan grandes opciones ante rivales -el sobrino de Carles Cardús, por ejemplo- que viven cerca de Montmeló, Jerez, el Jarama o Cheste y disponen de buenos contactos, de sponsors y ayudas oficiales que les permiten contar con una moto y un equipo en condiciones y con un presupuesto para pagar alquileres de circuitos. Pero ellos no cejan. Sobre la moto, emulando a ídolos como Rubén Xaus, Kozinsky, Crivillé o Biaggi, Efrén y Aitor no se sienten inferiores a nadie y recuerdan que Dani Pedrosa, por ejemplo, no pudo quedar entre los tres primeros de la MoviStar, pero ello no le impidió dejar en los circuitos el sello de los campeones. Ahora son ellos los que pueden hacerlo.

LOS DATOS

Edad: 17 años
Nacimiento: Bilbao
Estudios: Segundo de Bachiller
Hobbys: Informática y mountain-bike.
Trayectoria: Se inició a los 10 años con las minimotos. Ha disputado tres ediciones de la Copa Aprilia y dos del Campeonato de España de 125cc.
Edad: 17 años
Nacimiento: Bilbao
Estudios: Cuarto de ESO
Hobbys: Mountain-bike y surf
Trayectoria: Fue tercero de España en minimotos (Pedrosa ganó aquel año). Ha disputados dos veces la Copa Aprilia. En 2001 venció en el trofeo RAFE 125.

Ya sabéis: “Somos como el equipo de bobsleigh de Jamaica”

Por Mauricio Martín

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