>

Blogs

Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Rostros borrachos

No sé exactamente por qué, quizá por cuestiones de orden, pero nos cuentan Georgia Koukiou y Vassilis Anastassopoulos, de la Universidad de Patras, en Grecia, que hay autoridades que buscan algún sistema que permita localizar a un borracho en una multitud. Y nuestros autores lo intentan por medio de la biometría, o sea, cuantificando alguna característica biológica de los borrachos. Utilizarán el rostro para detectar cambios, sobre todo basados en las variaciones superficiales de temperatura. La temperatura del rostro varía con las condiciones fisiológicas y psicológicas de la persona que, a su vez, influyen en la distribución de sangre en el sistema circulatorio superficial, lo cual, hacia el exterior, implica un cambio de temperatura que se puede detectar y medir. Sin embargo, destacan los autores, nadie ha aplicado estas variaciones térmicas al reconocimiento e identificación de beodos.

Van a aplicar dos métodos de medida: a partir de imágenes de rostros, en las que superponen 20 puntos, analizarán por su movimiento y cambios de lugar y, en segundo lugar, variaciones de temperatura medidas con infrarrojos.

En cuanto al movimiento de los 20 puntos, los autores demuestran que cambian de lugar si la persona ha bebido. Pasan de lo que, sobre una gráfica, llaman espacio “sobrio” al espacio “bebido”. Así, si se colocan los 20 puntos en el rostro de una persona sobria y, según va bebiendo, se mide su movimiento, se termina colocándolos en el rostro de la misma persona, ahora bebida.

Trabajan con 20 voluntarios que beben un tercio (330 mililitros) de cerveza cuatro veces con un intervalo de 20 minutos entre toma y toma. Al final, con casi litro y medio de cerveza en el cuerpo, los autores consideran que los voluntarios están algo bebidos y valen para comparar con ellos mismos cuando estaban sobrios. Para las comparaciones, después de cada caña se toman 50 imágenes de su rostro, con 100 milisegundos entre ellas. Y, para terminar,  20 minutos después de la última cerveza se toman otras 50 imágenes. Con el movimiento de los 20 puntos, tal como he contado, acaban demostrando que en el rostro hay un espacio sobrio y otro espacio borracho.

La segunda aproximación al reconocimiento de un rostro ebrio trata de las diferentes temperaturas entre zonas de la cara. El objetivo es determinar si, mientras la persona se emborracha, cambia la temperatura del rostro y si esos cambios se concentran en áreas determinadas. Los voluntarios beben cervezas, como en el experimento anterior, y se obtienen fotografías, como antes, con infrarrojos para detectar la temperatura. Para el estudio detallado del rostro, se divide la imagen en 40 regiones cuadradas, cada una de 10×10 pixels, que serán las unidades de superficie cuyos cambios se van a detectar. Se mide la temperatura de cada cuadrícula y las diferencias entre ellas, así como los cambios en el paso de sobrio a achispado después de las cuatro cervezas. El resultado es claro. Sube la temperatura en la nariz y en los alrededores de la boca y, por el contrario, la frente se enfría.

 

*Koukiou, G. & V. Anastassopoulos. 2012. Drunk person identification using termal infrared images. International Journal of Electronic Security and Digital Forensics 4: 229-243.

Temas

Por Eduardo Angulo

Sobre el autor

Buscar


junio 2013
MTWTFSS
     12
3456789
10111213141516
17181920212223
24252627282930