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IÑAKI CERRAJERIA

La ilustración

Elmer, tú eres el más grande

 

Mobiliario urbano por Ángel Resa

Bennett trascendió el deporte para integrarse en la sociología vitoriana

El periodismo vive preso de una inmediatez que atenta contra el sosiego. Más desde que las redes sociales otorgan el título de comunicador a cualquiera que escribe lo primero que le bulle en la cabeza. Siempre se ha dicho que no hay nada más viejo que el periódico de ayer y Twitter acentúa esa degradación temporal. En tal vorágine centrifugadora, la frase con más o menos ingenio volcada hace diez minutos parece una anciana con las arrugas al aire. Pero existen temas permanentes, que no pierden su valor ni siquiera en esta vida de movilidad tan poco sostenible. Quizá porque los personajes se han ganado un hueco en la historia y no hay vendaval que los desaloje de nuestro disco duro.
Es el caso de Elmer James Bennett, tipo de Illinois con residencia en Kentucky, quien la semana pasada sintió el calor humano de una afición que lo tiene instaurado sobre la peana que sujeta a los santos. El base estadounidense forma parte de la iconografía del baskonismo como uno de los jugadores capitulares en un club con la cincuentena cumplida. Llegó de puntillas, tan discreto y educado fuera de la pista como eléctrico dentro de ella, para solventar el fiasco mayestático de Tony Smith. Venía como apósito de urgencia, tal vez por un tiempo limitado, y dictó lecciones catedráticas durante seis temporadas. Resulta muy difícil imaginar el vuelo azulgrana al firmamento de 2002 -doblete de Copa y Liga- sin la mente sabia, la mano nervuda, la generosidad y el compromiso de un deportista ejemplar.
Ningún escenario mejor para un diestro de tronío que el parqué con raíces de albero. El Iradier Arena, por fin un recinto multiusos con aún muchas funciones que explotar, nació como plaza de toros. Y por la puerta grande apareció ‘Benito’ con sus dos hijos vitorianos. El lugar idóneo donde rememorar tantas faenas macizas, muletazos de pitón a rabo, asistencias propias de una ONG sin ánimo de lucro. Bueno, lo que se llevaría él por contrato, naturalmente. Ignoramos si el coso de Las Trianas volverá a deparar ferias importantes en la era post-Vitauri, pero la mera aparición de Elmer por el patio de cuadrillas para recibir la ovación unánime en la boca de riego basta para entender qué debe experimentar un torero sentado sobre las clavículas de los capitalistas.
Vivimos amedrentados por unas predicciones económicas que nos cuelan por la garganta cucharadas de zozobra. Dicen que en momentos así necesitamos distracciones, llámense circo, fútbol o baloncesto. Solo sé que algunos deportistas, un puñadito no más, trascienden su condición de atletas para integrarse en la sociología de una ciudad. Pasan de motivo de tertulia entre entendidos a tema de charla en la cola de la pescadería. Bennett es uno de ellos, en realidad, uno de los nuestros. El personal lo trataba como alguien propio, un emblema por encima del escudo que llevaba en el pecho.
Los aficionados recordamos dos canastas sustanciales, la que decidió la grandiosa final copera contra el Barça hace nueve años y el triple que silenció a La Mano de Elías -eso es un nombre y no Nokia Arena- en Tel Aviv. Sin embargo, sus lecciones no se condensaban en pruebas de velocidad, su legado es una carrera de fondo responsable y solidaria. Benito era un profesional: baskonista cuando aquí se le pagaba, merengue en el foro, verdinegro en la cuna del baloncesto y hasta sevillano en el polígono de San Pablo. Pero, fundamentalmente, un tipo que engrandeció una camiseta y honró el número 6, tanta gloria reunida en un simple trazo. El que portaron anteriormente Hollis o Perasovic, apellidos de fuerza mayor. Y a Elmer se le vio fino, como dispuesto a revivir carreras con la pelota de yo-yo, intemitentes de paso en las orejas y visión circular. Bennett regresó para escuchar a los tendidos gritarle ‘torero, torero’. Sólo faltaron pañuelos al aire y la banda tocando el pasadoble dedicado a Marcial, el más grande.

 

La actualidad en una sonrisa. Por Iñaki Cerrajería

Sobre el autor

La intención de este blog es recopilar mi trabajo diario en las páginas de EL CORREO. Caricaturas de escritores y otros personajes, las elecciones vascas con humor, páginas especiales, planas sobre fiestas de Vitoria-Gasteiz, San Prudencio, San Juan del Monte,... El fútbol con las jornadas del Deportivo Alavés, recreaciones de juicios, las ilustraciones para artículos y por supuesto, las tiras diarias de las ediciones de Álava y los domingos de Bizkaia y Miranda de Ebro. Desde todos estos espacios podéis acceder a las noticias, datos adjuntos y participar de forma activa añadiendo vuestros comentarios e ideas. Asimismo, encontrareis en las secciones del blog distintos trabajos que han sido publicados en años anteriores y que poco a poco voy añadiendo. Espero que sonriáis un poco navegando en este espacio.

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