Hoy viene en el periódico una joya sobre el cine por obra y gracia de Iñigo Domínguez . Son de esas cosas que da gusto leer por la mañana, con un café. Me ha encantado esa reflexión sobre una película que sabe reflejar un momento histórico de Italia que ya ha desaparecido. Me ha despertado la imaginación.

En España, y según cuenta Iñigo también en Italia ahora, el cine transcurre por un camino distinto al de la realidad. La primera reacción, desde luego, es que el público abandone las salas . Me pregunto por qué los guionistas no se dan cuenta de que el día a día suministra más historias de la que se podrían imaginar todos juntos en una convención. A mí, por ejemplo, me encantaría ver una comedia ligera sobre el cambio de inquilino en Ajuria Enea. Por ejemplo, no sé… el día en el que Juanjo Ibarretxe debe decir adiós para siempre a la mansión del paseo de la Senda y darle las llaves a Patxi López. Ese momento histórico pero visto por el personal de servicio, por el jardinero, por ejemplo.

Mi imagino tres escenas.

1) Una furgoneta de Seur lleva los 3.000 cd,s de Patxi López y los deja en el vestíbulo. Ibarretxe, con cierta indiferencia, examina los discos y se fija en uno de ellos. Los Punsetes (foto de arriba). Ahora, ya con curiosidad, lo coge, lo lleva hasta el equipo de música y lo pone. Sube el sonido. Escoge una canción, Las Maricas. La letra empieza: «Quiero morir en una discoteca llena de maricas, quiero morir bebiendo vino a morro de una barrica…» El lehendakari mira a su alrededor y se lleva las manos a la cabeza con un gesto de desesperanza. “¿Qué va a ser ahora de todo esto?”, se pregunta. Fundido en negro.

2) Momento onírico. El lehendakari cierra los ojos y sueña que coge su bicicleta, sale de Ajuria Enea y empieza a pedalear sin rumbo. Como Forrest Gump cuando empieza a correr. Vemos, en una escena con neblina, al lehendakari bajo la torre Eiffel, en Berlín, acercándose a la Plaza Roja de Moscú, pedaleando junto a la Muralla China, etc… Cuando abre los ojos, sigue mirando los setos de Ajuria Enea. Fundido en negro.

3) Esta escena me la imagino con Oscar Terol interpretando al lehendakari. Sólo él podría atreverse con el personaje. Ibarretxe camina sobre las alfombras de Ajuria Enea. De vez en cuando mira al exterior por una cristalera. En su puño derecho aprieta algo que el público no puede ver. El lo mira y murmura algo. Continúa caminando, algo nervioso. Vuelve a abrir el puño y mira su contenido. Cierra la mano y continúa andando. La cámara se acerca. El lehendakari abre el puño para examinar el contenido de nuevo. La cámara lo enfoca. Son dos orejas de Mister Spock. El lehendakari, con gesto de enfado, murmura: «Caguen sos…». Fundido en negro.