Éstos están cada vez peor. El “comunicado de ETA” del mes confirma que esta gente vive en la paranoia. Aclara que no tienen ninguna intención de dejar el terrorismo. “ETA manifiesta que está dispuesta a dar los pasos necesarios en el camino del cambio político, en el espacio que le corresponde”. Como el espacio que suele adjudicarse es el del terror, no hay dudas. “No cesaremos hasta alcanzar la libertad”. Quienes creen en la conversión democrática del terrorista deberían quitarse la idea. ¿Habrá hermeneutas que, como hace un par meses, entiendan que esta misiva señala un cambio de actitud de ETA? Quizás: entre nosotros muchos practican la fe en su grado máximo. Ésta no consiste en creer en lo que no se ve, que es lo tradicional. En el País Vasco la fe máxima consiste en no creer lo que se ve. Leen declaraciones de guerra y ven cartas sibilinas de amor.
El lenguaje del comunicado es de guerra. Su descripción de la situación vasca sólo ha podido hacerla un perturbado. Hay una “dura situación represiva”, “un estado de excepción”, “son constantes los recortes de derechos civiles y políticos” – un sarcasmo: lo dicen quienes practican la anulación de derechos (y hasta de la vida) -, se endurece “la crueldad con los presos políticos”, hay secuestros e interrogatorios clandestinos, hay un “ataque generalizado e intenso”. ¿Pero de qué habla esta gente?, ¿en qué mundo viven? La lucha por la democracia es, después de todo, el combate contra una pandilla de desequilibrados.
En la transición los comunicados de ETA aseguraban que se endurecía la represión respecto al franquismo. Desde entonces, según los sucesivos comunicados de ETA la represión ha ido a más. Hemos ido de una represión insoportable a peor y peor. Ya no se podrá ni respirar. Esta gente vive un mundo virtual inaprensible para el resto.
Ahora creen que hay “una escalada represiva sin límites”. ¿Se referirá a que el Gobierno persigue a ETA? En la guerra ideal del terrorista vasco ellos aterrorizan y los demás se quedan quietos por si tienen a bien matarles, secuestrarles y extorsionales. ¿Les sorprende que la sociedad vasca se defienda? A lo mejor, pues ellos se ven con la plena legitimidad y piensan que los demás deberían verse como plenamente ilegítimos.
Ellos son el bien y el resto el mal. ETA habla al pueblo “con transparencia y honestidad”, el Gobierno practica “la intoxicación informativa”. ETA piensa que los receptores de este comunicado – los militantes batasunos – pueden tragarse esta puerilidad. Será porque les conoce.
El comunicado deja claro en qué consiste el “proceso democrático” que la batasunía se sacó de la manga hace unos meses: que el Gobierno español reconozca “los derechos de Euskal Herria”. O sea, lo de siempre: independencia, territorialidad y mando para los sargentos de la organización. No se han estrujado el magín. Sólo se pretende novedoso el mayor papel de la izquierda abertzale, a la que ETA vuelve a hace la pelota. Ahora le toca impulsar “la activación social” para avanzar hacia el escenario que garantice “el futuro de Euskal Herria”. En la división del trabajo que tienen establecida, a ETA le toca lo de siempre, a la izquierda abertzale movilizar. Ninguna novedad en los frentes.
A ETA le molesta “la fantasía de la salida policial”. Cree en la entelequia de la salida terrorista. Y lo que más le indigna es que Rubalcaba diga “Votos o bombas”. Las cree compatibles. El ideal. Lo justifica: su izquierda abertzale quiere votos para lograr su Euskal Herria utópica. ¿Sólo podrán votar ellos? Si no, a ver de dónde salen las territorialidades y demás zarandajas. ¿Para eso sirven las bombas?
Quizás este comunicado quiera decir que a ningún batasuno se le ocurra ni insinuar que convendría que ETA relajase el terror. Aunque no abundan los síntomas de que quieran hacerlo. Si quisieran decir no al terror, es muy fácil. Se expresa de la siguiente forma: No a ETA.
No valen votos y bombas. Tampoco convertir en el oráculo de Delfos a los orates de ETA, los que escriben este espantajo.