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Oskar Belategui

Gran Cinema

El manifiesto de la generación 'low cost'.

Costó 7.000 euros y nadie cobró. ‘Terrados’ llega a los cines bilbaínos después de proyectarse en las azoteas de Barcelona.

 

 

Terradoscomienza con el sonido de un noticiario de radio. «¿Llegaremos a los 5 millones de parados?», preguntan a la exministra de Economía Elena Salgado. «Ni de lejos», contesta. Corría el verano de 2010 y Demian Sabini (Barcelona, 1980) quería atrapar el estado de ánimo de una generación, la desazón y el pasotismo de treintañeros que ya empezaban a barruntar la debacle actual, pero que todavía se iban de vacaciones con el dinero del paro. «Es una película pre-15M, porque, si la hubiera hecho después, en vez de oportuna habría sido oportunista», admite el director.

 

En Barcelona, “terrados” es un término habitual. Alude a las numerosas azoteas de los bloques de viviendas, donde se cuelga la ropa, se toma el sol o se celebran fiestas si la comunidad de vecinos se enrolla. Sabini recuerda que, de adolescente, se colaba en los terrados con sus colegas «para tomar unas birras y fumar unos porritos». A los protagonistas de su ópera prima les sirve como «sobremundo de la ciudad», un lugar donde aislarse y matar el tiempo. Un paréntesis en unas vidas insatisfactorias marcadas por la precariedad laboral y el temor al compromiso.

 

Son universitarios a los que la edad adulta se les hace cuesta arriba. Ven pisos con su pareja que no podrán pagar y se humillan en entrevistas para un trabajo precario. Se hunden y no hacen nada por remediarlo. Preindignados. «Hace tres años parecía que si el paro llegaba al 20% sería un drama nacional; hoy estamos en el 26%», recuerda el realizador. «Yo veía que mi generación vivía la vida con pasotismo -fiesta, másteres, Erasmus- cuando tenía que estar cambiando el mundo. Intuíamos que las cosas no iban bien, pero nadie imaginaba este desempleo, los recortes sociales y la corrupción que se está destapando».

Que “Terrados” transcurra en los tejados de Barcelona no es gratuito: a las bonitas vistas se une la luz natural, con el consiguiente ahorro en iluminación. Los actores y los técnicos no cobraron en las tres semanas de rodaje. Sabini, que interpreta a uno de los protagonistas, no pidió ninguna ayuda ni subvención. Calcula que se dejó unos 7.000 euros y solo pagó «cantidades simbólicas» al montador y al editor de sonido. Pidió un crédito de 8.000 euros al banco con el aval de su padre y todavía no lo ha devuelto. «No me dice nada porque así se ve como socio de la película». Ahora ha tenido que solicitar un segundo crédito.

 

El Premio del Público en la Seminci de Valladolid de 2011 animó al director a pensar en la posibilidad de exhibir el filme en los cines. La campaña de promoción fue tan casera y original como la propia cinta. Demian cargaba el proyector y 30 sillas en su coche y organizaba preestrenos y pases de prensa en azoteas. Logró llamar la atención de los periódicos y TV3 llegó a hablar de ella en su noticiario. Primero se vio en dos cines de Madrid y Barcelona. Después la lista se ha ido extendiendo y desde este fin de semana se proyecta en los Multis de Bilbao. «Yo siempre he pensado que cualquier película puede encontrar su nicho», explica este cineasta autodidacta, hijo de uruguayos, que estudió música y vivió diez años en Estados Unidos. «Además, es más fácil venderla en las televisiones después de verse en 15 salas que cuando la has colgado directamente en Internet». En breve estará disponible en el portal Filmin.

 

Calificada por algún crítico como «manifiesto de la generación low cost», “Terrados” se cierra con una dedicatoria: «A todo aquel que en algún momento de su vida no ha sabido quién era». Esos treintañeros agobiados pero escapistas, concienciados pero pasivos, ¿dónde están hoy? Demian Sabini: «Me gustaría pensar que están donde los dejamos en 2010, pero habiendo elaborado algo sincero consigo mismos. Sabiendo que de esta crisis no vamos a salir de la misma manera que entramos. Habiendo aprendido que no hay que hacer una carrera y ser un número de la Seguridad Social a toda costa, porque lo difícil en esta vida es saber quién eres y qué quieres hacer».

 

(Reportaje publicado en el diario EL CORREO el 9 de febrero de 2013).

Por Oskar Belategui

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